La inmigración obliga al Obispado a crear un nuevo departamento de relaciones con grupos y confesiones no católicas
Islámicos y ortodoxos desplazan a los protestantes como minorías religiosas
La población de otras religiones supera ya con creces las 20.000 personas en la provincia
«Con la Federación Islámica no tenemos ni conflictos ni tampoco mayor relación» MANUEL CORRAL, portavoz de la Iglesia Evangélica de León No hay estadísticas oficiales, pero el censo de residentes en la provincia y que pertenecen a confesiones religiosas distintas a la católica puede aproximarse actualmente al 4%, en un porcentaje similar a la media española, lo que supone un total de 20.000 personas, que reclaman iguales derechos en materia de respeto a sus costumbres y cultos que la histórica mayoría católica. El Obispado de León ha creado un departamento o delegación especial para canalizar su relación con otras confesiones, especialmente tras las últimas avalanchas de inmigrantes desde países magrebíes, sudamericanos y, en menor medida, de la antigua URSS. El encargado de realizar el trabajo, Carlos de Francisco Vega, leonés de Vega de Infanzones y que ocupa un cargo similar en la Conferencia Episcopal, dice sentirse abrumado «porque partimos de cero». Por orden de importancia, la mayor avalancha de inmigrantes que importan creencias religiosas distintas a la católica procede de Marruecos y paises vecinos (un tercio del total), seguidos de Bulgaria, Rumanía, Ucrania o Rusia (cristianos ortodoxos o católicos de ritos diferentes al latino) y minorías protestantes de todo tipo originarias de Centroeuropa y países hispanoamericanos (el otro tercio restante, junto con las colonias chinas, hindúes y los propios grupos de origen luterano ya implantados en León de antiguo. Avalancha en cinco años La preocupación del Obispado por la convivencia entre católidos y el resto de creencias ha crecido paralelamente al fenómeno de la inmigración, sin que hasta ahora exista más puentes entre las religiones que las tareas de ayuda social de Cáritas, abiertas todo tipo de nacionalidades sin distinción de credos, o la traducción local de los acuerdos entre el Estado, las llamadas federaciones islámicas y protestantes o el, más cerrado y minoritario, mundo del judaísmo. A partir de ahora se pretende establecer lazos permanentes de diálogo en una sociedad «cada vez más multiconfesional» para, a su vez, facilitar la convivencia diaria y social entre culturas de raíz a veces muy diferente, «lo cual no siempre es fácil, porque algunas, como el islamismo, se enquistan en su propio pequeño mundo, para el que el Corán rige tanto en la religión como en la política o en las costumbres de la vida cotidiana». Hasta ahora no se ha producido ningún tipo de fricción entre las distintas religiones, pero desde el Obispado se preferirían relaciones más fluídas y oficializadas.