Los restos de 300 individuos, entre ellos algún santo, esperan estudios o sepultura

La restauración de San Miguel ha sido un capítulo tras otro de infortunios para el monumento y la excavación arqueológica se encontró con un problema que va más allá de lo puramente material: ¿qué hacer con los huesos exhumados en los numerosos enterramientos hallados en el interior y el exterior del recinto monacal? Los restos de unos 300 individuos se encuentran en la caseta del guarda a la espera de un destino, tras ser rechazados por el Museo de León por falta de espacio. Están guardados en bolsas. Entre ellos se cree que están los de varios abades y Fray Antonio de Guevara, confesor de Felipe II (s. XVI) así como el abad que en el siglo X encargó una copia del comentario de Beato a un monje llamado Maius. Esta joya, que guarda la biblioteca Pierpont Morgan de Nueva York, es el testimonio más antiguo del cambio de la tradición de los manuscritos del Apocalipsis en España. La Junta no ha planteado su estudio antropológico, pero tampoco ha buscado una solución para su destino. El subsuelo de la iglesia románica donde se encontraban los osarios está cementado. El presidente de Promonumenta cree que este es el lugar idóneo para su « cristiana sepultura» y asegura que la cementación no es irreversible. Desde el punto de vista antropológico el estudio de los restos aportaría información acerca de las enfermedades y causas de muerte de las personas de la zona. Sólo podían ser enterrados los monjes y vecinos de las poblaciones bajo la jurisdicción directa del monasterio.