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| Crónica | El calvario de proyectos y obras |

Una restauración borrascosa

La Junta programó arreglar la iglesia románica durante siete meses y tuvo que ampliar la intervención al tejado del recinto mozárabe de San Miguel de Escalada ante su mal estado

Publicado por
Ana Gaitero - león
León

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Desde que el 20 de diciembre de 2001 se firma el acta de inicio de las obras de restauración de San Miguel de Escalada -ceñida inicialmente a la torre románica y a la adecuación de espacios exteriores- el monumento no se ha desprendido de los andamios, a pesar de que el plazo de ejecución era de tan sólo siete meses. Pasó la Semana Santa de 2004 completamente tapado por la valla. Los visitantes estuvieron privados de contemplar siquiera el emblemático pórtico con sus trece columnas, siete mozárabes, cinco añadidas en el siglo XI procedentes del cercano San Pedro de Eslonza y una que data del siglo VII y es de factura omeya. Los doce arcos de herradura apenas se atisban ahora entre las mallas de protección. Después de varias prórrogas, la fecha oficial de finalización de la obra es el 29 de mayo pero nadie confía en que pueda cumplirse este plazo. El servicio territorial de Cultura de León culpa a la empresa adjudicataria -Geocisa, filial de la constructora Dragados y Construcciones- si bien los técnicos reconocen que también ha habido algunas razones objetivas en la demora, que exigieron la modificación del proyecto inicial para reparar la cubierta mozárabe y ampliar la excavación arqueológica. La atribulada intervención sufre el primer contratiempo al plantearse «la necesidad de extender la excavación arqueológica» fuera del recinto de la iglesia románica. Otro imprevisto surge cuando, al levantar la cubierta la luz del exterior -todavía no ha llegado el fluido eléctrico a la iglesia de San Miguel de Escalada- descubre la existencia de unos revocos -fingidos de despiece de sillería coetáneos a la construcción románica y pinturas que datan posiblemente del siglo XV - y se decide suspender temporalmente la obra. Es el 20 de mayo del 2003, pero hasta el 29 de noviembre no se firmaría de nuevo el acta de reinicio de las obras. Los técnicos reconocen que el diganóstico del edificio para hacer la restauración «no fue acertado, al menos en algunas cosas» y que la restauración es a todas luces «incompleta». El presupuesto de la restauración pasó de 324.098 a 379.521 euros, pero no será suficiente para llevar la energía eléctrica al monasterio ni para la musealización, como tampoco podrá derribarse la caseta donde está la oficina de la guardesa a pesar de que se había previsto. El proyecto contemplaba la instalación de una recepción en un subterráneo, dentro del muro de contención que protegerá el monumento del talud que lo encinta por el norte, este y oeste. Durante los últimos días, los obreros retejaban los faldones de la cubierta mozárabe. En el tejado central se colocó una sobrecubierta -lo que supone un aumento del peso sobre el edificio- y la teja fue renovada por completo. Dos años y medio después de que se empezara la restauración de la torre románica falta aún por acometer el tratamiento de los taludes. La musealización, la restauración del artesonado de la cubierta mozárabe y el acondicionamiento del exterior del templo no tienen plazo ni presupuesto. Tampoco hay nada sobre la instalación del fluido eléctrico, una mejora que, sin embargo, había ofrecido una empresa local que concursó para restaurar esta obra fuera del presupuesto de licitación.

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