Medio camino andado

Santiago Baz, que el jueves visitó junto al director de la planta, Jesús González, las obras del grupo 1 confirmó lo que este último ya avanzó hace unas semanas a Diario de León: que Fenosa apuesta por sus emplazamientos en León, que estarán operativos otros 20 años al menos y que seguirán consumiendo carbón: «Mientras dure el carbón en la zona va a haber centrales, que seguirán funcionando cuando se acabe con el de importación». Descartó en cambio que al menos a medio plazo Fenosa vaya a crear nuevos grupos térmicos en la provincia, ni de carbón importado o gas (en este caso último por no ser el lugar indicado estratégicamente ni haber suministro suficiente en La Robla y ninguno en Anllares) pero sí garantiza que se va a mantener el empleo en las dos plantas, 135 en La Robla y 120 en Anllares, más unos 50 indirectos en la primera y algo menos en la segunda, y actividad mientras las centrales sean rentables. Algo que gracias al puerto seco que van a crear en La Robla para traer mineral importado para ambas plantas entiende que será por «bastantes» años. Es más, Baz asegura que la vida de una térmica no tiene fin de momento, mientras no existan razones económicas, técnicas o de otro tipo, como evolución de la tecnología que las convierta en obsoletas; y «siempre estamos actualizándolas», afirma. Sólo unas exigencias de contaminación inasumibles o costosas, o un salto tecnológico importante, indica, harían que no se apueste por las plantas leonesas. El primer caso «parece» que no va a darse, y que se palía con que la nueva generación sea de gas; y el segundo está muy lejos de llegar. Este panorama afecta y mucho a la otra gran parte del sector energético leonés, el carbón. El director de Producción Termica de Fenosa subraya que sus plantas van a seguir funcionando, sea con carbón nacional «mientras lo haya» o con importado; algo de extrema importancia para la Vasco, que emplea a más de mil mineros y produce 1,1 millones de toneladas, y para la cuenca del Sil, que garantiza que Anllares, ubicada en el municipio de Páramo, puede seguir quemando otro millón de toneladas mientras sus minas lo produzcan. Y especula con que no habrá mucho hacia el 2008-2010, cuando menos por debajo de la producción actual. Endesa ya dejó entrever lo mismo hace unos meses cuando anunció a este periódico también que ampliará su parque de generación en Compostilla II en siete años en 1.200 megavatios; a costa eso sí de cerrar los grupos 1, 2 y 3 progresivamente, que ahora queman carbón fundamentalmente berciano y lacianiego. Allí sólo se invertirán 150 millones de euros en modernizar los grupos más modernos, el 4 y el 5, de mediados de los ochenta y se apuesta por invertir 750 más en tres ciclos combinados y en traer un gasoducto desde la regasificadora de Reganosa. Podrá quemar unos 2,5 millones de toneladas de carbón; nacional o extranjero. Las eléctricas implantadas en León parecen decir que apuestan por el carbón. Entre Fenosa y Endesa pueden quemar los cinco millones de toneladas que produce hoy día León. Ahora sólo la decisión política -ya en manos de un Gobierno socialista que desde la oposición defendió contra viento y marea al carbón, incluso con iniciativas parlamentarias- y de la patronal minera puede enturbiar un futuro energético que da trabajo a más de 4.500 personas y que es, con el campo, el motor de la economía leonesa. «Las plantas de la térmica van a seguir funcionando, sea con carbón nacional mientras lo haya o con importado» SANTIAGO BAZ Director de Producción Térmica