Diario de León

La foto que hizo reír a Sofía

Un grupo de Siervas de Jesús evocó un encuentro de la monarca con las religiosas de esta misma congregación en Manila, a lo que les contestó: «Eso me recuerda lo mayor que soy»

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J.C. Vázquez / M. Romero - león
León

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El saludo centenario La reina fue muy cercana durante toda su visita. Antes de iniciar la entrega de medallas saludó a los voluntarios y socios más veteranos de Cruz Roja de León, de cuyas asambleas comarcales asistió una nutrida representación. El orador Vázquez Con un discurso directo, breve y muy emotivo, el sempiterno alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez. se dirigió a los asistentes en nombre de todos los galardonados. El ayuntamiento que gestiona ha conseguido la distinción, entre otros valores, por su programa «Coruña solidaria». Mucho público y mejores valores La ceremonia de entrega de las medallas de oro duró algo menos de una hora. Los premiados, al fondo, recogieron una a una sus condecoraciones de mano de la reina Sofía de Grecia. Tres monjas esperaron pacientemente a la reina acomodadas en uno de los bancos del interior del Auditorio Ciudad de León. Tenían acreditación para entrar en el acto por ser buenas, por cuidar a ancianos solos y pobres y, sobre todo, porque no han dejado de hacerlo desde hace casi 125 años. Su hábito advertía que pertencen a la congregación leonesa de las Siervas de Jesús de la Caridad. Hablan en tono bajo para no molestar. Su discrección es tal, que cuando tuvieron oportunidad de saludar a Sofía de Grecia hubo de mediar una espontánea para acercarlas a su majestad, que las recibió cariñosamente y con cierta gracia. «Gracias», fue su primera frase para ellas. «Gracias por su labor», matizó. Las religiosas, visiblemente emocionadas, le informaron sobre una foto que la reina se hizo con varias monjas de esta congregación en Manila. «Eso me recuerda lo mayor que soy», les contestó entre risas. Eso ocurrió después de que se produjera la entrega de las 18 medallas de oro de Cruz Roja que reconocen la labor humanitaria de otras tantas personalidades e instituciones de todo el mundo. Horas antes, muchos permanecían ya arremolinados en el entorno del auditorio para ver llegar a la reina. Una mañana soleada acercó a la multitud. Cuestión de tiempos La regente llegó con puntualidad británica. Ayer, el tiempo era muy importante. A las doce menos cinco minutos bajó de su coche. Vestía un elegante traje de chaqueta rosáceo. Fue recibida con un ramo de flores blancas y coros de «¡Viva la reina!» y «¡guapa!». Muy cercana en todos sus gestos y movimientos, lo primero que hizo fue saludar y felicitar a los voluntarios y socios de Cruz Roja que acudieron en representación de sus asambleas comarcales y delegaciones nacionales. A continuación se mostró sorprendida por la vanguardista fisionomía del Auditorio Ciudad de León, del que dijo: «Qué lugar tan maravilloso». Posteriormente, se dirigió al escenario flanqueada en todo momento por un pasillo humano. Las intervenciones, muy medidas en los tiempos, empezaron a la hora prevista. Todos pronunciaron sus discursos, aunque leyeron menos párrafos de los previstos, muy probablemente para ajustarse al horario acordado. Acabado el acto, muy emotivo por la calidad humana de todos los distinguidos, la reina lo dio por finalizado con un «se levanta la sesión». Llegaba el momento esperado para muchos. Un vino español servido en el recibidor permitió a la mayor parte de los invitados, unos 500, saludar su majestad. El mensaje más escuchado, como no podía ser de otra forma, fue el de la «enhorabuena» por la próxima boda entre el príncipe Felipe y Letizia Ortiz. Hacia la una y media de la tarde, la reina se despidió de las autoridades -sorprendió la mezcla de cargos electos y salientes- y volvió a subir al coche oficial para llegar a tiempo a Barcelona e inaugurar el Fórum Universal de las Culturas 2004. A las puertas del auditorio se encontraban en ese momento Shimelis Adugna y Ali Bandier, presidentes de Cruz Roja en Etiopía y Níger, respectivamente. El aire arremolinaba sus inmaculadas túnicas. Shimelis ya había ojeado una guía turística de León. Contaba que se iba al hotel para cambiarse de ropa y que después visitaría la Catedral y el casco antiguo. A Ali se lo impidió una mala combinación de vuelos. Los dos estarán mañana en su país haciendo de nuevo el bien.

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