Diario de León

El hispano-sirio aislado en Mansilla por su supuesta relación con el 11-S pasa el día en la celda orando y leyendo su sumario

El oscuro infierno de Abu Dahdah

La defensa recurre ante el juez de Vigilancia Penitenciaria el régimen de vida del recluso

JAVIER MORÁN

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Marco Romero - león
León

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Pasa el día en su celda, de la que sale entre una y cuatro horas, dependiendo de lo ocupado que esté el patio, a tomar el aire en este reducido espacio libre del módulo de aislamiento de la cárcel leonesa de Mansilla de las Mulas. Se le ha aplicado el artículo 75 de la Ley de Régimen Penitenciario que le impide tomar contacto con los demás internos, muy probablemente por su propia seguridad. Desde que el hispano-sirio Imad Edin Barakat (38 años) fue trasladado al centro penitenciario de León el pasado 13 de abril, sólo come, duerme, reza y piensa. Ya ha sido visitado por su familia, de la que le separan 350 kilómetros. Su último hijo, el sexto, tiene cuatro meses y fue concebido durante su encarcelamiento en Soto del Real. El fin de semana que viene podrá acercarse a su padre en un vis a vis que le ha concedido la prisión. Acusado de ser el supuesto cerebro de la célula española de Al Qaida -él lo niega rotundamente-, Abu Dahdah, como ha sido apodado, llegó a España en 1986. Después de casarse con una española adquirió la nacionalidad. Su vida, sin grandes recursos, transcurrió con normalidad hasta que fue encarcelado en el distrito madrileño de Vallecas, donde consiguió un piso subvencionado por la Comunidad de Madrid. Su discreción es tal que muchos de sus vecinos ni siquiera le conocen. Y los que sí, se han volcado con su familia. Sus hijos llevan una vida sin sobresaltos en la escuela, aunque los medios comienzan a ser escasos desde que el cabeza de familia está en la cárcel. Operación Dátil Abu Dahdah es detenido el 13 de noviembre del 2001 en la primera gran operación policial que se lleva a cabo en España contra los grupos islamistas, denominada en clave Dátil . El dispositivo es el resultado de la investigación (sumario 35/2001) que el juez Baltasar Garzón abre sólo un día después del 11-S, cuando se empieza a sospechar que los atentados de Nueva York y Washington han sido maquinados por integristas islámicos. Entre los ocho supuestos terroristas a quienes se les relaciona con la organización terrorista vinculada a Osama Bin Laden se encuentra Abu Dahdah. Este sumario, que actualmente se encuentra en secreto parcial, se instruye mediante las investigaciones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Según sus pesquisas, Abu Dahdah es el hombre que se queda a cargo de la dirección de la primera célula de Al Qaida en Madrid cuando Chej Salah, el palestino que supuestamente la funda, desaparece sin dejar rastro en octubre de 1995. El auto de procesamiento de Abu Dahdah se remonta a 1994. Garzón sostiene que un grupo de islamistas de ideología extremista constituyen la denominada Alianza Islámica, cuya parte más radical, escindida y renacida como Los Soldados de Alá, pretenden imponer una nueva directiva de corte fundamentalista en la mezquita de Abu Bakr, en el barrio madrileño de Estrecho. [ Garzón cita erróneamente en el auto Abu Baker, lo que se ha utilizado para criticar la confusión de conceptos que mezcla en su escrito, dado que Abu Bakr es el nombre del primer «rashidum» que sucedió al profeta Mahoma ]. Al frente de ellos, y tras la desaparición de Chej Salah, estaría Abu Dahdah. Su labor, según el mismo documento, sería la de colaborar en la organización del grupo: recibía información de grupos fundamentalistas islámicos (propaganda del Gia y el Fis argelinos, notas del palestino Hamas, comunicados de Osama Bin Laden, arengas de la Jihad egipcia e informes de los muyahidines bosnios y afganos). Reclutamiento de muyahidines De esa propaganda se hacían fotocopias y se distribuían en la mezquita de Abu Bakr sin la autorización del imán con el objetivo de captar árabes interesados en el extremismo islámico. Ya reclutados y preparados se les enviaba presuntamente a Bosnia, por entonces en guerra, donde actuaban comandos de muyahidines (voluntarios) llegados de todo el mundo. También lo niega. En opinión del juez, la relación de Abu Dahdah y Al Qaida quedaría más que demostrada porque, una vez que Chej Salah se encuentra ya en Pakistán recibiendo a jóvenes para desviarles después a campos de entrenamiento controlados por el millonario saudí, Dahdah sería el contacto de la célula en España. Una conversación telefónica entre ambos fue pinchada por los servicios secretos españoles el 22 de mayo de 1997. Salah informaba entonces a Dahdah sobre quién sería a partir de entonces el encargado de recibir a los muyahidines en Pakistán y le daba el nombre de Abu Zubaida, uno de los dirigentes de más alto nivel de Al Qaida. Según la misma fuente, en ese tiempo Abu Dahdah, ya como líder del grupo de seguidores que había dejado Chej Salah en España, viajaría a diferentes países del mundo para coordinar las actividades al servicio de la causa muyahidín con otros miembros de la red de seguidores de Al Qaida establecidos en Europa. Viajes sin medios Garzón subraya que, a pesar de su falta de disponibilidad económica -trabaja como comercial-, entre 1996 y el 2001 realizó más de 20 viajes al Reino Unido, donde contacta con destacados líderes del movimiento muyahidín. También se desplaza varias veces a Turquía, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Indonesia, Malasia y Jordania. «Todos estos viajes los ejecuta al servicio de la organización y para contactar con otros miembros de la misma, contactos que también se producen reiteradamente por vía telefónica con otros extremistas vinculados a Al Qaida asentados en Alemania, Indonesia, Australia e, incluso, Afganistán». Abu Dahdah siempre ha negado rotundamente que haya visitado a diferentes mandos de la organización en sus viajes. Su defensa recuerda que las comisiones rogatorias procedentes de Bélgica no han podido comprobar la vinculación de los supuestos miembros españoles de Al Qaida con la reunión a nivel internacional que desarrollaron en el país belga miembros de las diferentes células, iraquíes incluidos. Otra de las actividades que se atribuye a este grupo es facilitar la financiación del movimiento muyahidín mediante la recaudación de dinero procedente de muy diversas fuentes, entre ellas el uso fraudulento de tarjetas de crédito previamente sustraídas. Dahdah también facilitaría documentación falsa para todos aquellos muyahidines que lo necesitaban, les daría cobertura y les prestaría apoyo cuando llegaban a España o pasaban en nuestro país en tránsito para buscar zonas o países donde instalar nuevos campos de entrenamiento terrorista. Para realizar sus tareas, Abu Dahdah mantendría numerosos contactos con destacados extremistas islámicos en Europa, entre ellos el líder religioso Abu Qutada. Conexiones en España Entre sus contactos en España se encontraría el argelino Mohamed Boualem, alias Abdallah, supuesto responsable de la célula de la infraestructura y apoyo logístico de la organización terrorista argelina Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), desarticulada en septiembre del 2001 en varias provincias españolas. A Abu Dahdah se le comienza a investigar en 1995, año en que la policía pincha su línea telefónica, primero en su domicilio de Fuenlabrada y luego en la calle de Pablo Neruda, en Madrid. Los servicios secretos españoles sostienen que a través de este teléfono se recibían las instrucciones proporcionadas por Chej Salah desde el campo terrorista de Khalda, centro creado por Bin Laden en Afganistán. Conoce a Zougam Al margen de su supuesta vinculación con los atentados del 11-S, a Abu Dahdah también se le relaciona con el marroquí Jamal Zougam, uno de los detenidos por los atentados del pasado 11 de marzo en Madrid; el teléfono de Dahdah fue hallado anotado en un papel durante un registro policial llevado a cabo de madrugada en el domicilio de Zougam. Según uno de los autos del juez de la Audiencia Nacional, Zougam se puso en contacto telefónico con Dahdah seis días antes de los atentados de Nueva York y Wasington para comunicarle que había llegado a Madrid procedente de Marruecos. Las defensas mantienen que fue una conversación «sin trascendencia penal». En su declaración ante Garzón el pasado 18 de marzo, Abu Dahdah admitió conocer a Jamal Zougam «de vista» porque frecuentaban la misma mezquita en Madrid y porque era cliente del locutorio telefónico que el marroquí regentaba en el barrio madrileño de Lavapiés. Conocía a Zougam «como a todos en el barrio», pero asegura que ignoraba su ideología. Dahdah hablaba en esta ocasión ante el juez a petición propia y en calidad de testigo en el marco del sumario 9/2003 que se sigue para investigar una posible conexión española con los atentados cometidos el 16 de mayo del 2003 en la ciudad marroquí de Casablanca. Un recluso modelo Con el peso de todas estas acusaciones a sus espaldas, Abu Dahdah vive encarcelado desde el 13 de noviembre del 2001. Entonces entró en la prisión de Soto del Real, en Madrid. Según fuentes consultadas, allí se comportó como una «persona muy correcta» y un «recluso modelo». A los funcionarios les llamó la atención su discrec ión y el trato ejemplar que sostuvo con todo tipo de internos, incluidos los que no profesan el islam. En esos tres años recibió visitas de su mujer, de sus hijos y de un nutrido grupo de abogados a quienes ha rechazado, a excepción del ovetense Jacobo Teijelo, conocido por trabajar en el proceso judicial que se abrió por la difusión del vídeo sexual atribuido a Pedro J. Ramírez. El pasado 13 de abril, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias decidió trasladar a Abu Dahdah a Villahierro, en Mansilla de las Mulas, dentro de una orden de dispersión acordada el 29 de marzo que afectó a todos los supuestos terroristas islámicos detenidos antes del 11-M. La concentración de presos integristas en Soto del Real provocó la adopción de esta medida administrativa que habitualmente se aplica por motivos similares a los reclusos de ETA. Fuentes de la adminstración penitenciaria informaron de que el escrito referido a su traslado está motivado porque no ha dado muestra alguna de renunciar a los postulados y la disciplina terroristas. Y añade que para decretar el régimen de aislamiento al que está sometido en la cárcel de León, se ha tenido muy cuenta «la extrema gravedad y naturaleza de los presuntos hechos delictivos por los que se ha decretado su prisión preventiva, relacionados con la actividad de una organización terrorista de carácter internacional en la que desempeñaría funciones de liderazgo». Aislamiento celular La Junta de Tratamiento de Soto del Real realizó paralelamente una valoración del interno. Aunque no detectó en Abu Dahdah una «peligrosidad extrema» que justificase la aplicación de un régimen de vida más restrictivo, sí halló la existencia de una manifiesta inadaptación al régimen ordinario, por lo que estimó que en ello puede concurrir la ausencia de renuncia a la ideología de Al Qaida. Abu Dahdah llegó a León rodeado de extraordinarias medidas de seguridad por parte de las fuerzas policiales, quienes tenían orden de controlar cualquier movimiento del supuesto cerebro de la organización, por milimétrico que fuese. Ya había sido declarado «interno de especial seguimiento». El escrito referido a Abu Dahdah ordena su traslado y también modifica su régimen de vida dentro de la prisión, a tenor del artículo 75 del Reglamento Penitenciario. Esta decisión ha sido recurrida por su defensa ante el juez de Vigilancia Penitenciaria. La orden persigue el establecimiento de las medidas de seguridad oportunas para Abu Dahdah, que podría ser potencialmente objeto de una agresión por parte de otros presos. Su aislamiento le impide participar o compartir cualquier actividad común dentro del centro. La administración penitenciaria sostiene que la decisión de trasladar a Abu Dahdah está motivada porque no ha dado muestra alguna de renunciar a los postulados y la disciplina terroristas. Y añade que se ha tenido muy en cuenta «la extrema gravedad y naturaleza de los presuntos hechos delictivos por los que se ha decretado su prisión preventiva»

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