El terrorista siempre ha negado sus contactos con la célula del 11-M

Pese a los numerosos indicios en poder de los servicios de Información que apuntan a la estrecha relación de Abu Dahdah con Zougam, el supuesto líder de Al Qaida en España ha sostenido siempre que sus contactos con el terrorista del 11-M no fueron más que esporádicos y circunstanciales. El pasado 18 de marzo, Abu Dahdah, en una declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, dijo conocer a Jamal Zougam exclusivamente de los círculos de fieles asiduos a la mezquita de la M-30 en Madrid. No obstante, después admitió ante Garzón que su relación con el detenido por los atentados de los trenes era algo más estrecha, ya que frecuentó durante tiempo una verdulería que Zougam regentó en Lavapiés y en la que, según su testimonio, solía comprar calabacines. Tiempo después, cuando Jamal Zougam abrió un locutorio en la calle Tribulete en Lavapiés, Abu Dahdah también fue cliente suyo y le compró algunas tarjetas de prepago para teléfonos móviles. Barakat Yarkas, que admitió haber compartido algún café con el marroquí en bares de Madrid, se mostró sorprendido por la implicación de Zougam en los atentados de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, ya que dijo «era una buena persona». Lo que nunca ha explicado Barakat Yarkas es por qué en el registro de la casa de Zougam en el verano del año 2001, los funcionarios encontraron los números de teléfono de cuatro destacados activistas del grupo de Abu Dahdah. Se trata de los números de Amer Azizi (el supuesto reclutador de Al Qaida en España y en busca y captura por el 11-M), y los de Said Chedadi, Abdalrahman Alarnaot Abualjer y Mohamed Maher Halak.