Zapatero y Rajoy revitalizan el Pacto Antiterrorista y rebajan la tensión

José Luis Rodríguez y Mariano Rajoy consiguieron ayer revitalizar su Pacto Antiterrorista, que había perdido gran parte de su efectividad después de 15 meses sin reunirse. Ambos líderes ratificaron la vigencia del acuerdo y se comprometieron a mantenerlo vivo mediante el compromiso de celebrar al menos dos reuniones anuales y de convocarlo cuando una de las dos partes lo pida. El PSOE y el PP dieron por zanjada la polémica creada por las declaraciones de José Antonio Alonso, en las que criticó la falta de previsión política del Gobierno de Aznar ante el 11-M. El líder de la oposición afirmó que se daba por «satisfecho», ya que el ministro del Interior le había aclarado que no había querido responsabilizar al anterior Ejecutivo de los atentados. El encuentro presidido por el presidente del Gobierno, que duró dos horas, sirvió para rebajar la tensión política que vive el país. Así, Zapatero mantuvo una entrevista privada de diez minutos con Rajoy, en la que le reiteró su voluntad de negociar para consensuar la reforma del Senado. Zapatero abrió la reunión del pacto que él impulsó en el año 2000 expresando su deseo de reforzarlo y de compartir información y estrategias en materia antiterrorista con el Partido Popular. Alonso informó a los representantes del PP que el Gobierno prepara diversas propuestas para luchar contra el terrorismo islamista, entre las que se encuentran medidas para controlar las mezquitas y evitar que lo imames divulguen mensajes de exaltación de la violencia. En todo caso, afirmó que el Gobierno será escrupulosamente respetuoso con la libertad religiosa y que las iniciativas legislativas serán presentadas a los populares en próximas reuniones de la comisión de seguimiento del pacto para intentar consensuarlas. Aunque el acuerdo se diseñó para luchar contra ETA, buena parte de la reunión de ayer se dedicó a hablar de la nueva amenaza de Al Qaeda. La aclaración de Alonso Aunque ambas partes abordaron el encuentro con espíritu de colaboración, también se reprocharon mutuamente el uso del terrorismo como arma política arrojadiza. Pero el tema que suscitó mayor discusión fueron las declaraciones del ministro Alonso. Rajoy rebajó sus demandas de que rectificara y se conformó con una aclaración de que no había pretendido culpar de los brutales atentados al Gobierno popular. El líder del PP le arrancó también el compromiso de que el Ejecutivo de Zapatero no volverá a hacer ese tipo de acusaciones a sus antecesores. Como era de esperar, los socialistas recordaron que el propio Aznar había reconocido que se había bajado la guardia ante el terrorismo islamista.