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Una roca en La Zarzuela Un príncipe enamorado

Felipe y Letizia, durante la cena de gala ofrecida ayer en el Palacio del Pardo

Publicado por
César Casal redacción
León

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Hoy se casa la clase media con la monarquía, una chica de cla-se media con el heredero de la Corona. ¿Y cómo es ella: Letizia Ortiz Rocasolano? De Asturias (Oviedo) y del mundo. Rubia, solar, brillo aceituna en los ojos grandes. Delgada, delgadísima, casi escasa, un soplo, leve. Periodista, como sólo se puede ser periodista: de vocación. Su rostro llama la atención. Es de esas mujeres que entra en un restaurante y mueve cabezas, hace silencios como si hubiese pasado un ángel. El perfil es otra cosa, trabajo para los fotógrafos. El queso y la nariz abundan y la traicionan un algo. Será princesa de Asturias y punto. Es mujer de carácter, de mucho carácter: una roca. Lleva el roca en su apellido materno: Rocasolano. Interrumpe al Príncipe si hace falta: «Ay, déjame decirlo a mí». Nació de signo Virgo, un 15 de septiembre de 1972. Tiene dos hermanas. Él es acuario. Acuario y virgo no es una buena combinación. Él signo de aire, ella de tierra, explican los expertos. Él, volátil; ella, siempre muy centrada. «Mi chico», le llamaba cuando tenían que ocultar el noviazgo. En París se veían en el piso que le dejaba un adinerado venezolano muy amigo del Príncipe. El mismo que los puso rumbo a las Bahamas en el polémico viaje en el que les miraron hasta los forros de las maletas los alguaciles de Miami. Letizia está divorciada, al igual que sus padres. Hay que decirlo, no es una enfermedad. Eso la humaniza más. Letizia es linda. Lo suyo no es esperar. Al acabar Periodismo en Madrid, se marchó al México lindo a ampliar estudios, fabada y tequila. Escribió en el diario Siglo XXI del D.F., todavía no sabía que ella iba a ser la elegida para escribir el siglo XXI de todos los españoles. Los que la conocen dicen que podrá con todo. Después de México, mucha televisión (Bloomberg, CNN + y TVE), hasta llegar al Equipo A de enviados especiales de Urdaci (chapapote en Galicia, guerra en Irak). Desde que vive como invitada en Palacio no ha parado. Desayuna pronto y abundante. Muchas clases de inglés, progresa adecuadamente. Es impulsiva. Los asesores la quieren frenar, pero es difícil. A su cítrico Peñafiel lo asaltó y lo hizo famoso con esa frase retadora: «¿Te parece triste mi mirada?». Le pierde la literatura, su regalo fue un libro de Larra, y se casó en primeras nupcias con un letraherido aspirante a escritor. Ahora lee más Historia, para aprender. Letizia, con z que marca diferencia, leía mucho, pero no sabía que ella era la princesa del cuento de hadas de este país. ¿Hijos? Él, soñador, «tres o más». Ella, práctica, «uy, ya veremos». Ya veremos. Es de la familia. Le hemos visto crecer. De niño, muy rubio, rubio nórdico; ahora, menos. Veranos en Marivent, inviernos en Madrid con sus cielos de tormenta velazqueña. Que no llueva. Alto, muy buena planta, ojos claros, como dos lágrimas azules. Será Felipe VI. Zapatos castellanos o náuticos, sin calcetines con calor, reloj en la derecha, pijo y clásico en el vestir, tan clásico como su casa nueva. Amigos fijos, de siempre. Como Miguel Bosé, invitado a la boda. Nació un 30 de enero de 1968. En el zodíaco chino, su animal es el mono. Mejor pintan los astros chinos para el futuro de la pareja. La cosecha de Letizia, del 72, está representada por la rata, perfecta para los monos del 68. Pero ¿y cómo es él? Muy deportista. Sobre todo, regatas sobre el charol azul del mar y esquís sobre la tiza de la nieve. Gastó codos, mucho, siempre en el tajo de Heredero, sangre azul letrada. COU en Canadá, Derecho y Económicas en Madrid, tierra, mar y aire de las carreras militares, relaciones internacionales en Georgetown¿ Le gusta la lectura, aunque no es un fanático como Letizia. Él prefiere la realidad a la ficción. Escoge para su mesilla libros de Historia o de crónicas periodísticas. Ella le condujo a Kapuscinski. Ella dice que lo que más le gustó de él fue la alta sensibilidad con los desfavorecidos. Felipe VI es muy oenegé. Dicen que él tiene momentos más bajos, a pesar de su altura de jugador de baloncesto. Dicen que por eso Letizia, su fortaleza, será importantísima para que él no baje la guardia. Adora a su madre, como casi todo el mundo. De su padre cogió algo la afición a los chistes. El Rey los cuenta mucho. Cuando come con Letizia siempre le cuenta el último que ha oído sobre ellos. «Sabes de qué equipo soy: Del aLeti». Cierto, ni Barça ni Madrid, el heredero es del Atléti. Para el pasado quedan los romances más o menos ciertos (Isabel Sartorius, Gigi Howard, ¿Gwyneth Paltrow?, Eva Sannum), Felipe está convencido que Letizia, su Letizia, estará a la altura de las circunstancias. De momento, ella para estar a la altura, se machaca los taloNes con unos tacones de vértigo. ¿En qué lugar se enamoró de ti? Felipe confesó que le parecía muy atractiva cuando la veía por la televisión. Eso le decidió a ir a una fiesta en el piso de un amigo común. Allí se vieron por primera vez. Pasó un tiempo y Felipe quiso repetir cita, y luego otra, y luego otra, hasta llegar a hoy. Dicen que Felipe solucionó rápido el problema en casa, en Palacio. Se plantó ante su madre y le dijo que era Letizia o era Letizia. Hoy se dicen el sí, quiero, hasta que la muerte nos separe, delante de mil millones de personas. Suerte.

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