«El patrimonio de las parroquias se mantiene gracias a las aportaciones de los pueblos»

La conservación del patrimonio historico-artístico de la Iglesia escapa a las aportaciones fiscales de la feligresía, de modo que su mantenimiento corre. en los monumentos más notables, a cargo de convenios con la Junta, la Diputación y otras instituciones, en ocasiones incluso de la UE cuando las obras a preservar tienen un interés o valor cultural muy elevado. Lo más normal, sin embargo, es que sean los propios feligreses a través de colectas y donaciones particulares quienes corran con la financiación. Según el delegado diocesano para temas económicos, Pedro Puente, el patrimonio es inmenso, tanto en bienes muebles e inmuebles de las parroquias «y hace falta mucha sensibilidad para dejar que no se arruine». Hay más de millar y medio de iglesias y ermitas, tantas como pueblos en la provincia, «y las juntas vecinales tienen que concienciarse de que deben ser conservadas con las aportaciones de los propios vecinos, porque es obvio que el obispado no tiene recursos para todos y casi ni para unos pocos». Un tercio de las iglesias rurales presentan ya problemas de ruina, total o parcial, «aunque es lo último que los vecinos dejan caer».