Diario de León

La vicepresidenta primera y Manuel Fraga, entre las autoridades que asistieron al sepelio

Miles de personas despiden a los cinco marineros ahogados en la costa gallega

Cientos de pescadores amarran sus barcos en señal de duelo por la tragedia

Un familiar de uno de los fallecidos es atendido durante el sepelio

Un familiar de uno de los fallecidos es atendido durante el sepelio

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Mª Jesús Argibay - redondela (pontevedra)
León

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Más de 8.000 personas despidieron a los marineros que murieron en el naufragio del pesquero O Bahía en un funeral cargado de dolor y tristeza. El obispo de Tuy-Vigo, Xosé Diéguez, ofició la ceremonia, a la que asistieron miembros del Gobierno, de la Xunta de Gacilia y de los partidos políticos, así como cientos de compañeros de las víctimas que amarraron ayer sus barcos en señal de duelo. El campo de fútbol de Santa Mariña de Redondela se quedó pequeño para albergar a los numerosos vecinos y marineros que quisieron dar su último adiós a Herminado Castro, Enrique Díaz, Manuel Refojo, Jaime Miguélez,y Antonio Sánchez, cuyos cuerpos se hallaron en pasado jueves en la Costa da Morte. Ante el altar que se habilitó para la ceremonia se colocaron los cinco féretros y frente a ellos, los familiares, intentando contener su dolor, aunque algunos tuvieron que ser asistidos por efectivos de la Cruz Roja por lipotimias y crisis nerviosas. Todos ellos recibieron las condolencias de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; la ministra de Agricultura y Pesca, Elena Espinosa, y el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, que transmitió a las familias de los marineros muertos el mensaje de dolor y pésame del Rey. Ocho consejeros del Ejecutivo autonómico, representantes de los partidos políticos gallegos, alcaldes de los municipios del sur de Pontevedra y los patrones mayores de las distintas cofradías de las rías de Vigo y Pontevedra también asistieron a la liturgia. Familia marinera Pero mayor y más sentida fue la presencia de cientos de marineros, compañeros de los fallecidos, y gentes relacionadas con el mundo del mar que reflejaban en sus rostros el dolor de una desgracia que muchas familias de la zona han vivido en propia carne. Todos ellos se unieron «para apoyar a estas familias, porque todos somos una misma familia: la del mar», como decía uno de los asistentes al funeral. La dureza de las gentes de la mar fue evocada por monseñor Diéguez, quien señaló en su homilía que «el mar es hermoso» y generador de riquezas pero «también es traidor». Por eso, añadió, los hombres y mujeres que viven del mar «están hechos de una pasta especial, probablemente porque las duras condiciones les han fortalecido». El obispo de la diócesis de Tuy-Vigo, que ofició el funeral acompañado por 20 sacerdotes, la mayoría párrocos de las localidades afectadas por el trágico suceso del O Bahía , tuvo un recuerdo hacia los otros cinco marineros desaparecidos, cuyos cuerpos se intentaron rescatar ayer en el fondo marino, para subrayar que «la familia del mar, y con ella toda la sociedad, tiene una gran tristeza por la muerte y desaparición de diez de los suyos».

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