Diario de León

Interior mantiene abiertas todas las hipótesis sobre la autoría de los disparos procedentes de un vehículo infractor

Mueren dos agentes de la Guardia Civil en un tiroteo en Navarra sin esclarecer

La munición utilizada en los asesinatos es la habitual de delincuentes del Este de Europa

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M. Sáiz-Pardo / F. Nieto - madrid / pamplona
León

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Dos guardias civiles adscritos a la Agrupación de Tráfico del instituto armado fallecieron ayer en la localidad navarra de Castejón tras ser ametrallados por al menos dos desconocidos que viajaban en un todoterreno al que los agentes trataron de dar el alto después de que el conductor del vehículo sospechoso cometiera una infracción. Las fuerzas de Seguridad apuntan la posibilidad de que el ataque pueda ser obra de una banda de delincuencia organizada ya que parte de la munición encontrada no es la habitual en ETA, aunque los expertos no descartan aún que se trate de un nuevo atentado terrorista que rompería así más de un año sin asesinatos. Los hechos tuvieron lugar sobre las 18.20 horas de este miércoles en Castejón, a 80 kilómetros de Pamplona. Los dos agentes eran José Antonio Vidal Fernández, de 31 y natural de Asturias, y Juan Antonio Palmero Benítez, de 29 años y nacido en Cádiz. Ambos viajaban en un Renault Laguna en el que esperaban a otra patrulla procedente de Tudela (Navarra) a la que debían relevar en la escolta de un trasporte especial. Según la versión del Ministerio del Interior, en ese momento los funcionarios, miembros de la Agrupación de Tráfico de Calahorra (La Rioja), vieron que un todoterreno marca Suzuki y de color verde cometía una infracción (al parecer, un adelantamiento a muy alta velocidad) en un páramo entre Castejón y un paraje conocido como Los Abetos, en el tramo de carretera que circunvala Castejón. Tras alertar con luces, los dos agentes intentaron dar el alto a los ocupantes en una persecución a toda velocidad. Sin embargo, los guardias no tuvieron opción. Apenas se situaron a la altura del vehículo sospechoso fueron recibidos con una ráfaga de disparos a bocajarro -al parecer, los agresores usaron un subfusil- que alcanzó a ambos funcionarios. Según testigos presenciales, el coche policial recorrió unos 20 metros hasta chocar de frente con una señal que limita la velocidad a 80 kilómetros por hora y caer en el arcén con los policías agonizantes dentro. Mientras, los asesinos se dieron a la fuga a toda velocidad por la N-113 con destino a Pamplona. De inmediato, los vecinos de Mocejón alertaron a las asistencias médicas. Cuando los especialistas llegaron al lugar de los hechos, uno de los funcionarios ya había fallecido. Apenas minutos después murió el otro agente. Dos municiones Efectivos de la Policía Judicial y de los Servicios de Información de la Guardia Civil se desplazaron a Mocejón. Allí, los especialistas recogieron cerca de 25 casquillos de dos municiones diferentes: la 9 milímetros parabellum (habitual en ETA pero también en la mayoría de los subfusiles del mercado) y del calibre 45 de la marca Geco. Por el momento, estas vainas son el único indicio sobre la autoría del doble homicidio. Según fuentes de la investigación, la Geco no es una munición habitual en ETA. Durante los últimos años, estas balas han sido usadas por bandas de delincuencia organizada del este de Europa, pero también por grupos nacionales. La munición Geco -recordaron expertos en balística- fue la utilizada, por ejemplo, por la banda de atracadores que el 9 de diciembre de 2002 asesinó a dos vigilantes jurados durante el asalto a un furgón blindado en un centro comercial de Tarrasa (Barcelona). Las balas de esta marca, de fabricación alemana, son muy habituales en el mercado negro albanokosovar, aunque también pueden encontrarse con facilidad en España, por lo que los Servicios de Información no descartan que el ataque puede ser obra de ETA.

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