Cientos de personas rinden homenaje a José Antonio Vidal y Juan Antonio Palmero en un funeral conjunto en Calahorra
La policía cree que los asesinos de los dos agentes son delincuentes comunes
Cientos de personas acudieron ayer al municipio riojano de Calahorra para rendir homenaje a los dos guardias civiles que murieron ayer tiroteados en Castejón (Navarra) en acto de servicio. El ministro del Interior, José Antonio Alonso, aseguró que se hará todo lo posible para resolver el caso y detener a los autores de los disparos. El ministro, que acudió a la capilla ardiente de los agentes, impuso la Cruz de la Guardia Civil, con distintivo rojo, a José Antonio Vidal Fernández y Juan Antonio Palmero Benítez, cuyos restos mortales fueron trasladados a Gijón y Cañete (Málaga), donde hoy se oficiarán los funerales. «Este es el momento de venir a rendir homenaje a dos servidores leales del Estado», dijo ayer Alonso, quien aseguró que se está investigando el caso e intentarán resolverlo «a toda costa», aunque no quiso hablar sobre las hipótesis que se barajan, pese a que todas se centran en que se trató de un acto de la delincuencia común, probablemente ciudadanos de un país del este europeo acaso integrados en algún tipo de banda organizada. Es sólo una hipótesis de trabajo, pero la más plausible. Los encargados de investigar el crimen no cierran ninguna vía, pero creen que puede descartarse que se trate de una acción terrorista. La investigación En el lugar del crimen, los investigadores recuperaron una veintena de casquillos del calibre 45 milímetros, marca Geco, munición muy inusual en ETA; ese calibre es muy empleado en Estados Unidos, pero poco habitual en Europa y, mucho menos, en España. La marca, italiana, fabrica munición muy barata, por lo que es muy utilizada. Además, los expertos de la Guardia Civil sostienen que los agresores realizaron demasiados disparos para las armas que usan esta munición, por lo que sospechan que utilizaron un subfusil de reciente fabricación para su exportación a EE.UU., pero poco comercializado en el continente europeo. El delegado del Gobierno en La Rioja, José Antonio Ulecia, aseguró que «parece claro» que el asesinato de los dos agentes de la Benemérita lo cometieron «delincuentes comunes». «Cada vez toma más cuerpo, de forma más o menos clara, que los asesinatos corresponden a delincuentes comunes, sin descartar otra autoría», aseguró. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, remitió sendos telegramas de condolencia a los familiares de los dos guardias muertos, en los que ofrecía su más sentido pésame y testimonio de apoyo en estos momentos difíciles. Funeral masivo Desde primera hora de la tarde, empezaron a llegar autoridades navarras y riojanas a la capilla ardiente, que se situó en la sala de cultura municipal La Ermita, mientras que funeral se ofició en la Iglesia de los Santos Mártires de Calahorra, que se quedó pequeña ante la masiva asistencia. Finalizado el oficio religioso, al que acudieron entre otros Alonso y altos cargos del Instituto Armado, los restos mortales de los agentes Fernández y Palmero pasaron entre dos formaciones de la Benemérita, mientras sonaba el himno de este cuerpo. En ese momento los coches fúnebres se marcharon rumbo a las localidades de origen de los dos guardias, por expreso deseo de los familiares, quienes pidieron que el traslado se realizara cuanto antes. Hasta que no aparezca el Suzuki desde el que dispararon en la tarde del pasado miércoles contra el coche patrulla que ocupaban los agentes de la Agrupación de Tráfico de Calahorra, nadie se atreve a aventurar una hipótesis seria sobre la autoría de la muerte de los agentes José Antonio Vidal Fernández y Juan Anto-nio Palomero Benítez. Todos los expertos en delin-cuencia organizada consultados ayer por este periódico coincidieron en dar casi por descartada la autoría de ETA y en apuntar a delincuentes comunes como los principales sospechosos. Si bien los cartuchos encontrados en el lugar del suceso revelan que se trata de munición de la marca Geco, calibre 45, utilizada habitualmente por las mafias procedentes de los antiguos países del Este, a las aludidas fuentes el crimen no les encaja con el modus operandi de las bandas de albano-kosovares especializadas en el robo en polígonos industriales y oficinas. Estos grupos, que sí son expertos en el manejo de este tipo de armamento -la mayoría cuentan con formación militar-, tienen por norma el evitar a toda costa el enfrentamiento con los cuerpos y fuerzas de seguridad. Y no por no sentirse capaces de hacerlo o por escrúpulos morales, sino por razones eminentemente prácticas. La experiencia les ha demostra-do que si son detenidos por un robo no van a tener grandes dificultades para eludir el ingreso en prisión. Por el contrario, una agresión a un agente policial los convierte en carne de presidio. Otro dato que no encaja con los albano-kosovares es el vehículo utilizado. Habitualmente se mueven en coches muy rápidos y de gran cilindrada, con los que difícilmente pueden competir los vehículos policiales. Por el contrario, los colombianos, que suponen el 7% del total de delincuentes extranjeros detenidos el año pasado en España, son especialistas en el robo de joyerías y, por descontado, en el tráfico de cocaína. Suelen tener el gatillo fácil y pocos escrúpulos para abrirse paso a tiros. Algo parecido ocurre con los búlgaros, que son expertos en el tráfico ilícito de vehículos y están entrando progresivamente en el de seres humanos con fines de explotación sexual. Los expertos los consideran como uno de los colectivos de delincuentes más peligrosos de todos los que operan en la Unión Europea.