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| Crónica | Bruselas pasó desapercibida |

Campaña doméstica

En Grecia, el retraso en las obras de los Juegos; en Portugal, la organización de la Eurocopa; en casi todos los países, la guerra de Irak... los temas locales monopolizaron el debate político en Europa

Una monja vota en Roma durante la jornada electoral de ayer

Publicado por
R. Gorriarán - madrid
León

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Los actos electorales en Copenhague, Manchester, Milán, Sevilla o Bratislava no versaron sobre la futura Constitución europea o el reparto de poder en el club comunitario y, mucho menos, sobre el Parlamento Europeo. Los temas dominantes en plazas y polideportivos fueron la posición de cada país sobre la guerra de Irak, los problemas económicos nacionales y la inmigración. Mucho asunto doméstico y poco Bruselas. Los prolegómenos de las elecciones europeas que celebran los veinticinco miembros de la UE fueron en otra dirección. Así como en España los partidos se tomaron los comicios como una segunda vuelta de las generales del 14 de marzo, en otros países ocurrió otro tanto con sus disputas particulares. En Grecia, la campaña se centró en los Juegos Olímpicos; en Alemania y Austria, países con una fuerte colonia turca, uno de los temas estrellas fue el ingreso de Turquía en la UE; en Polonia, la corrupción; en Francia, el recuerdo de las recientes elecciones regionales, en las que la derecha gobernante cosechó una derrota estrepitosa, centró la campaña; en Lituania, las europeas quedaron sepultadas por votaciones presidenciales que se celebran en paralelo; en Portugal, la Eurocopa de fútbol barrió con todo. Existió, sin embargo, un común denominador para muchos socios de la UE: la guerra de Irak y la postura del gobierno respectivo. En el Reino Unido, por ejemplo, la participación británica en la contienda y la ocupación eclipsó los demás asuntos. Los laboristas se encontraron ante la difícil tarea de defender la política belicista del Ejecutivo de Tony Blair, desaprobada por la mayoría de los ciudadanos. Redujeron al máximo la participación de su líder en la campaña y su figura desapareció de la propaganda y anuncios en televisión. Sirvió de poco. Los comicios locales celebrados el mismo jueves que las europeas supusieron un descalabro para el partido gobernante, que pasó ser tercera fuerza, y todo hace prever que se repetirá con el escrutinio de los votos para el Parlamento Europeo. Los partidos alemanes plantearon los comicios no como segunda vuelta, sino como la primera de las legislativas de 2006 y el panorama para el canciller, Gerhard Schröder, es de todo menos halagüeño. Los sondeos apuntan que la oposición democristiana obtendrá el domingo el 45 por ciento de los votos, y los socialdemócratas gobernantes el 28. Plebiscito En Italia, las elecciones europeas son una excusa para que el primer ministro, Silvio Berlusconi, plantee un plebiscito sobre su gestión. La oposición aceptó el envite y no pidió el voto para sus candidatos sino contra Berlusconi por su papel en la guerra de Irak. En Francia, Jacques Chirac teme a la participación en los comicios del domingo porque una afluencia a las urnas en torno al 60% sería la tumba para el Gobierno que preside su primer ministro, Jacques Raffarin. Vapuleada la derecha gobernante en las votaciones regionales de marzo pasado -sólo retuvo el departamento de Alsacia-, un nuevo triunfo socialista precipitaría otra crisis gubernamental que se llevaría por delante, esta vez sí, a Raffarin. La clave nacional se repite en el resto de países, incluso entre los nuevos socios. En Hungría, por ejemplo, la derecha opositora trata de romper el equilibrio de la alianza gubernamental que encabezan los socialistas. Entre los nórdicos, Dinamarca, Finlandia y Suecia, los euroescépticos, que en el caso de los suecos y daneses ya lograron la victoria de rechazar el euro en sendos referendos, se encuentran ante la gran oportunidad de replantear la presencia de sus países en la Unión y plantea las elecciones en estos términos, en contra de los planteamientos de los partidos gubernamentales.