| Análisis | Menos movimientos internos |
La consolidación de un liderazgo
El PP sigue siendo un partido sólido y la factura de las elecciones nacionales del 11-M ya le sale algo más barata tras los resultados europeos
El resultado de ayer es uno de los mejores que contemplaba el Partido Popular, dentro las hipótesis realistas. Reducen la distancia con el PSOE a menos de la mitad y la dejan en dos puntos cuando en las generales fue de 4,88. La primera consecuencia es que Mariano Rajoy afianza su liderazgo y ahuyenta el peligro de movimientos internos de cara al congreso nacional de octubre. En tres meses logra paliar algo el catastrófico resultado de l4-M con la dificultad añadida de haber perdido todos los resortes del poder. Rajoy podrá diseñar a su antojo el organigrama del partido sin necesidad de contar con la tutela de Aznar. Demuestra además que, contra lo que muchos opinaban, la elección de Acebes y Zaplana como hombres fuertes no ha producido rechazo en su electorado. Y afianza su estilo moderado frente a quienes le pedían más dureza. El PP evidencia que sigue siendo un partido sólido, con un suelo inamovible, y que en ningún caso cabe prever un derrumbe o una desintegración al estilo de los producidos en la UCD. Sigue pagando la factura de la guerra y la gestión del 11-M pero la cuenta le sale ya algo más barata. Pero deberá olvidar el argumento de que su derrota se debió sólo a los atentados. Mayor Oreja vuelve a ser derrotado en unas elecciones, pero sale reforzado por haber asumido el difícil reto de dar la cara por el PP y salir vivo. Seguirá contando en una dirección del PP en la que ya no estará Rato.