| Crónica | Mandó la abstención |
Más sol que votos
Desde las nueve de la mañana, con una participación mucho más corta que la que acompañó en las anteriores elecciones europeas, los colegios electorales de León abrieron sus puertas sin incidencias que afectaran al desarrollo de la jornada electoral. Hasta en horas de mayor afluencia de público, ante las urnas se notaba más la presencia de apoderados o interventores de los partidos mayoritarios que acudían a las elecciones que votantes con intención de depositar su elección en las urnas. A tenor de los registros electorales, hasta la climatología disuadió del ejercicio del voto. La primera mesa en la provincia de León en constituirse fue en el Ayuntamiento de Valdelugueros, una hora antes del inicio de las votaciones. La última, en un colegio de la capital berciana, que se constituyó un cuarto hora después del inicio de la jornada electoral. En el centro receptor de la subdelegación del Gobierno en León se había recogido a primera hora de la mañana una única incidencia en la constitución de las más de 726 mesas provinciales: en una de ellas, según informó el subdelegado del Gobierno en León, se agotaron los trámites para elegir uno de los vocales, por enfermedad repentina del titular y maternidad de la primera suplente. En el Torío, un anciano de 80 años de Villalfeide acudió a votar a Matallana a pesar de estar ingresado en el Hospital de León. Lleva dos meses y medio en el centro médico y decidió pedir permiso a los facultativos para que pudiera trasladarse en coche hasta la urna para ejercer su voto. El padre de la ex alcaldesa del municipio, Nieves Tascón, regresó tras votar a su habitación en el enclave sanitario. Sin incidentes en el país La ausencia de incidentes dignos de mención electoral dio realce a las anécdotas que jalonaron toda la jornada electoral. La más destacada tuvo lugar en la pequeña localidad turolense de Foz-Calanda, de apenas 350 habitantes, donde las urnas trajeron al mundo a un bebé. Antes de la nueve de la mañana, la secretaria del ayuntamiento aragonés rompió aguas antes de se pudiera constituir la mesa electoral. Aunque se desconoce si el recién nacido fue niño o niña, la ausencia de la madre por causas de «fuerza mayor» provocó un pequeño retraso en la apertura del colegio electoral, hasta que se pudo localizar a su sustituto. En Valencia, el presidente de una mesa electoral y el resto de sus miembros retornaron durante unos minutos a su más tierna infancia. Así se sintieron algunos de ellos al ver como tenían que acomodarse en pequeñas sillas de tamaño infantil, pues en el parvulario designado como colegio para las votaciones no había más mobiliario que ese. Al final, y tras recurrir a un bar cercano al colegio, pudo solventarse el imprevisto surgido. En Vizcaya, una mujer sordomuda pudo actuar como vocal, como era su deseo y así lo reivindicó la semana pasada ante un juzgado. La ayuda de una interprete de signos resultó indispensable, entre la sorpresa de algunos votantes. En Barcelona, un ciudadano ciego intentó votar con una papeleta en braille, para demostrar que las necesidades de este colectivo no son tan complicadas de resolver.