Tres meses después de los ataques, aún permanecen sin clarificar los contactos internacionales de la trama
Los terroristas cometieron muchos errores que Inteligencia no detectó
Los expertos consideran la masacre «un gran atentado, pero bastante chapucero» El PSOE ve
Algo más de tres meses de intenso trabajo policial para el esclarecimiento de la trama que perpetró el brutal atentado del pasado 11 de marzo, que se saldó con 190 muertos y más de 1.500 heridos, han conseguido que la investigación esté «encarrilada, pero no culminada», según precisaron fuentes conocedoras de la misma. Con la perspectiva que dan casi cien días de trabajo, los expertos consultados no dudan en calificar este suceso que conmocionó al mundo entero como «un gran atentado, pero bastante chapucero». Donde los terroristas demostraron mayor falta de profesionalidad fue en la forma de hacerse con los explosivos. El colmo de los despropósitos fue la utilización de El Gitanillo, un chaval de 16 años que viajó de Asturias a Madrid en un autobús de línea regular para entregar una bolsa que contenía entre 15 y 20 kilos de explosivos. Después lo enviaron de nuevo a Madrid para recoger un Toyota Corolla propiedad de Suárez Trashorras y fue detenido por la Guardia Civil tras sufrir un accidente de tráfico cuando iba a Toledo a dormir a una caravana de sus tíos. La investigación también deja en evidencia a los servicios de inteligencia españoles que no fueron capaces de detectar los movimientos de los terroristas islamistas en nuestro país, máxime después de los avisos recibidos de otras servicios extranjeros sobre los movimientos de determinados elementos y del atentado de Casablanca. Desde la óptica policial, el balance se puede calificar de «regular». Han salido a la luz un total de 66 nombres de presuntos implicados, entre detenidos, muertos y huidos. «El grupo central está claro, sólo tenemos en la cárcel a dos pre-suntos autores materiales, porque los demás están muertos o huidos», precisan. Suicidios El tres de abril, un día después del atentado frustrado contra la línea del AVE Madrid-Sevilla, en un piso de Leganés se suicidaron Jamal Ahmidan El Chino, jefe operativo de la célula terrorista a las órdenes de El Tunecino, los hermanos Mohamed y Rachid Oulad Akcha, hombres de confianza de El Chino; Abdennabi Kounjaa, Abdallah; el propio Serhane Ben Fakhet, Serhan el Tunecino, Abdelilah el Fuad El Akil y un séptimo terrorista sin identificar. Todos ellos formaban parte del núcleo duro del grupo. Reproches A nivel judicial existe menos optimismo. Según las fuentes consultadas, el juez Juan del Olmo, en calidad del instructor del sumario 20/2004, le reprocha a la policía que en un primer momento hubiesen detenido a demasiado gente a la que luego hubo que poner en libertad ante la fragilidad de las pruebas de cargo aportadas. Ello explicaría que en estos momentos elmarroquí Jamal Zougam -el trabajador del locutorio de Lavapiés detenido el 13 de marzo- y el sirio Basel Ghalyoun -amigo íntimo de Zougam y capturado en la localidad toledana de Ugena el 24 de marzo- sean los únicos que siguen en prisión formalmente acusados de 190 asesinatos consumados, otros 1.430 en grado de tentativa y cuatro delitos de estragos. Lagunas Donde más verde está la investigación es en el conocimiento de las conexiones extranjeras de los terroristas que actuaron en España. La pieza más valiosa capturada hasta el momento fuera de nuestro país es Rabei Osman El Sabed, Mohamed el Egipcio, miembro de la Yihad Islámica Egipcia, una de las dos organizaciones fundadoras de Al Qaida. Buscado por su relación con la red de Bin Laden antes del 11-M, este ex militar del ejército egipcio, experto en explosivos, amigo de El Tunecino y de Basel Ghayun, entre otros, llegó a España en enero de 2001 procedente de Alemania e Italia y se marchó el 27 de febrero de 2003 a París. Cuando fue detenido el pasado 7 de junio en Milán, se autoproclamó cerebro de los atentados del 11 de marzo en Madrid. «PP y PSOE deben dedicarse a investigar sin cortapisas y no deben atender a posibles perjuicios políticos» EMILIO OLABARRÍA Portavoz del PNV en la comisión