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| Crónica | La trama asturiana |

Falta de prevención contra otras amenazas

El robo y traslado de los explosivos descubre la ausencia de actuaciones preventivas contra «otros terrorismos»

Antonio Toro, cuñado del ex minero, detenido y puesto en libertad

Publicado por
J.Á. Fariñas - redacción
León

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El minucioso trabajo reali-zado por agentes expertos en desactivación de explosivos del Cuerpo Nacional de Policía (Tedax) en el análisis de la mochila que no explotó el 11-M y de los detonadores encontrados en la furgoneta abandonada por los terroristas en las inmediaciones de la estación de Alcalá de Henares, permitió la rápida identificación de la procedencia de los explosivos y condujo a los responsables de la investigación hasta la denominada trama asturiana. De momento, los resultados no son malos. Han sido detenidas un total de doce personas, cinco de las cuales siguen presas, entre ellas un menor que está en régimen de internamiento. Las otras siete están ya en libertad provisional sin fianza. La investigación de la trama asturiana puso de manifiesto que varios de los implicados eran confidentes de la policía y/o de la Guardia Civil en ma-teria de tráfico de drogas. Clarificaciones Como quiera que este dato provocó un cierto revuelo, auspiciado en buena medida por intereses mediáticos, el juez Juan del Olmo, en el auto dictado el pasado viernes, además de decretar la libertad de varios de los implicados, puso los puntos sobre las íes y dejó claro que la investigación ha demostrado que ninguno de los confidentes informó a sus respectivos contactos de los preparativos del atentado terrorista del 11-M. Pero el auto en cuestión también ofrece datos clarificadores sobre la ausencia casi total de una estrategia preventiva por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y los servicios de Inteligencia, en todo aquello que no tuviese una relación directa con el terrorismo etarra. Así el juez confirma que el marroquí Rafá Zuher, un confidente de la Guardia Civil que coincidido en la cárcel de Villabona (Asturias) con Antonio Toro, uno de los integrantes de la trama asturiana y cuñado del principal implicado, «había transmitido a la Guardia Civil, en los primeros meses del año 2003, que dos ciudadanos as-turianos -que fueron identificados como José Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro por parte del propio Rafael Zuher-, le habían ofrecido la posibilidad de obtener sustancias explosivas y detonadores a quien estuviera interesado». El auto precisa que incluso se llegó a hacer con una muestra que entregó a su contacto. Si la Guardia Civil no reaccionó ante aquel primer aviso, tampoco se lució en la investigación del mercado negro de explosivos que le fue encomendada tras el 11-M, porque no le hicieron mucho caso a Zuher cuando les ofreció pelos y señales de El Chino y se creyeron la ver-sión ofrecida por Trashorras sobre la forma en que llegaron los explosivos a Madrid, hasta que cayó El Gitanillo y se lo puso todo patas arriba.