Diario de León

La ciudad está dividida en seis distritos con 72 puntos de control mañana y tarde

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A. Núñez - león
León

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Casi un tercio de los efectivos de la Policía Local de León, un porcentaje muy superior al de la mayoría de las capitales de provincia, está destinado exclusivamente a tareas de vigilancia y asistencia en barrios. En total son setenta agentes que se reparten en las seis zonas en la que ciudad aparece dividida a efectos policiales, que se corresponden, básicamente, con los del centro, San Mamés, el Ejido, la Chantría, el Crucero y Armunia. Según el intendente jefe, Martín Muñoz, el Ayuntamiento leonés ha decidido seguir sus propias pautas en el funcionamiento de los servicios policiales, de forma que un tercio de la plantilla aparece destinada en labores de tráfico, otro tercio en asuntos de seguridad ciudadana y el resto para policía de barrio, un apartado en el que casi ninguna ciudad ha apostado hasta ahora por contar con un cuerpo especializado. «Hace años en Madrid practicamente toda la plantilla se dedicaba a regular el tráfico, pero, cuando vieron que el caos no tenía remedio porque era también un problema de infraestructuras, se volcaron en la seguridad ciudadana. En Valladolid, por ejemplo, hay también policía de barrio, pero son los mismos que unos días hacen tráfico y otros seguridad, pero lo que faltan son agentes especializados en cada tarea». Reestructurados Desde hace cuatro meses la policía de barrio ha sufrido una reestructuración casi total, que la ha hecho pasar de unos pocos agentes en motocicleta a patrullas en pareja y coche que prestan servicio en 72 puntos de la ciudad por la mañana y otros tantos por la tarde. Cada uno de los seis sectores en que aparece dividida la ciudad cuenta con una patrulla por turno, que, a su vez, debe desdoblarse durante tres horas, también mañana y tarde, en puntos fijos para que la gente pueda reclamar información o presentar quejas y denuncias. Estas doce patrullas se complementan con otras cuatro de apoyo, generalmente integradas por mandos intermedios encargados de coordinar imprevistos. Según Muñoz, descontadas las tres horas de atención al público antes citadas, el resto del tiempo de las patrullas se destina a vigilancia callejera, ya otra vez en pareja, «y siempre a pie, porque lo que no queremos es tener gente metida en los coches sin que se les vea en la calle y en las aceras, donde la gente coge confianza con sólo vernos». Por el momento, sin embargo, la mayor parte de los servicios se realizan en la zona centro y no en la periferia, con prioridades que tienden a mejorar la imagen de áreas muy concretas como las calles peatonalizadas del casco antiguo, donde se contabilizan, por ejemplo, las dos terceras partes de los controles de tráfico o de los de ruidos denunciados por el vecindario. En el resto de los barrios los resultados son más modestos.

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