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La mayoría son pequeños controles de tráfico, quejas ciudadanas o demandas entre vecinos por razones de convivencia

La policía de barrio ha atendido más de 25.000 casos, sólo hasta mayo del 2004

Cada día un centenar y medio de vecinos reclaman ayuda al agente de al lado de casa

Publicado por
Antonio Núñez - león
León

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Un tercio de la Policía Local de León -setenta agentes sobre algo más de doscientos- conforman el grupo más visible de funcionarios municipales que se encargan de uniforme de las tareas más dispares, desde ordenar el tráfico hasta recibir quejas de los vecinos sobre ruidos o baches, controlar los accesos a los colegios y a las zonas peatonales, vigilar una procesión o una fiesta de barrio, atender a un anciano en casa y, si es urgente, llevarlo directamente el hospital, vigilar en la medida de lo posible la pequeña delincuencia callejera, etcétera. Son los llamados «policías de barrio» o «de proximidad» a los que se supone que todo el mundo conoce en cualquier calle. Desde primeros de año hasta finales del pasado mes de mayo la policía de barrio de León, recientemente redistribuída en seis distritos a lo largo y ancho de la ciudad, ha realizado más de 25.000 servicios, a un ritmo de más de un centenar y medio por día, en los que menudean desde atenciones humanitarias hasta multas de tráfico, pasando esporádicamente por sucesos en el más puro estilo policial, incluída la detención de delicuentes armados tras un robo o atraco detectado por ellos mismos o por otros servicios. Tráfico, obras y ayuda Casi las dos terceras partes del trabajo de la policía de barrio se refieren a controles de tráfico relacionados no con graves problemas, sino con el día a día, como el acceso de vehículos al casco antiguo, atascos ocasionales, localización de vehículos robados o abandonados, intervenciones en accidentes con o sin heridos, ocupación indebida de aparcamientos, etcétera. Aunque su cometido no es sancionar, hasta mayo las multas sumaron un total de 2.601. En vigilancia urbanística la policía de barrio intervino en la denuncia, paralización o seguimiento de dos centenares largos de obras que incumplian las ordenanzas municipales o que se estaban ejecutando sin los debidos permisos, unas veces por propia iniciativa o otras requerida por el vecindario. En otros casos se informó de grandes baches en calles, de la amenaza de ruina de viejos edificios y del peligro de derrumbe o de caida de cascotes. Un capítulo especialmente llamativo es el de la lucha contra los abusos de ocupación de suelo público en la calle, del que sólo en lo que va de año han resultado 1.233 denuncias por contenedores industriales y un número menor por terrazas de hostelería, si bien se supone que éstas últimas se dispararán durante el verano. En el deambular diario por las calles de cada barrio los policías asignados a cada zona, además de atender las quejas o demandas del vecindario, se encuentran, a veces, con sucesos violentos, como robos, reyertas o agresiones (19 casos en cinco meses, además de los que resuelve el Cuerpo Nacional de Policía) y, sobre todo, peticiones de ayuda para actos humanitarios de emergencia: en lo que va de año se ha prestado asistencia a 170 personas lesionadas en la vía pública a cualquier hora del día o de la noche, a otras cuatro indispuestas, heridas o atrapadas en su domicilio sin poder valerse por sí mismas y a nueve más que requirieron traslados urgentes a centros hospitalarios. Según Martín Muñoz, intendente jefe de la Policía Municipal, los kilómetros recorridos por sus patrullas de barrio suman 60.177, sin contrar los que los agentes hacen a pie. A todo ello hay que añadir los controles más o menos habituales del día a día sobre actos vandálicos, de la mendicidad a cuenta o no de redes organizadas, los típicos casos de escándalo público a cargo de personas ebrias o toxicómanas, o identificaciones preventidas de otras que el vecindario considera sospechosas de haber cometido o estar en disposición de cometer un acto ilegal contra la comunidad. Este tipo de actuaciones se acompañan también habitualmente de trabajos adicionales de seguridad y asesoramiento para comerciantes. La policía de barrio también ha realizado 403 sercicios de vigilancia en torno a los comedores de Cáritas, en ocasiones conflictivos.

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