Diario de León

| Crónica | El líder socialista apuntala su liderazgo |

Cuatro años después

El discurso de ayer del líder del PSOE dio para todos: mensaje de confianza a Caldera; aldabonazo a Ibarra y construcción de trincheras para afrontar la batalla de Montilla

Zapatero conversa con algunos de sus compañeros de equipo en el transcurso del congreso federal

Zapatero conversa con algunos de sus compañeros de equipo en el transcurso del congreso federal

Publicado por
G. Bareño - ?edacción madrid
León

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Nunca cuatro años dieron para tanto. Los mismos que en el 2000, en plena depresión, se disputaban el poder a cara de perro, voto a voto, se presentaron ayer sonrientes, hermanados, felices y despreocupados para aclamar a un líder indiscutido. Zapatero, aquel joven delegado de León, es hoy una figura venerada sin recato incluso por quienes, como Bono, le ninguneaban hace nada. Ante tanta felicidad, algunos se preguntaban incrédulos si habían pasado sólo cuatro años. Las cosas han cambiado mucho pero no todas para bien. Si en aquel anterior congreso Zapatero pronunció el que muchos consideran como el mejor discurso de su vida, ayer colocó un aburrido parlamento que decepcionó a la mayoría, según reconocían algunos. El secretario general fue interrumpido en muy pocas ocasiones por unos aplausos que tampoco parecía buscar. Lanzó dardos al PP, pero casi con desgana. De Rajoy dijo que «está contento porque ha perdido las dos elecciones a las que se ha presentado». «Si él está contento imaginaros como estoy yo», añadió. A pesar de su juventud, Zapatero es ya veterano en este tipo de congresos y sabe que lo importante es que nadie quede descontento. Y ha puesto en marcha sus dotes. Primero, mensaje de confianza a Caldera para que no crea que José Blanco es su hermano político preferido. Luego, aldabonazo a Ibarra, eterno alborotador de congresos. Y, viendo venir a Maragall, construcción de trincheras para preparar la batalla de Montilla. Y ya en la puesta en escena, ayer se dejó ver con Guerra, un icono socialista muy activo últimamente.Pero, aunque lo niegue, es evidente que el poder le ha cambiado. Ayer escaseaban las corbatas e incluso un dinosaurio como Chaves se presentó en vaqueros. Pero Zapatero se enfundó uno de esos trajes azul eléctrico que le sientan regular y a los que se ha hecho adicto desde su llegada a la presidencia. Felicitaciones y tertulias En los pasillos todo eran abrazos y tertulias. La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, era una de las más saludadas, tal vez por delegados de comunidades ávidas de infraestructuras. Y el secretario de Organización, José Blanco, no podía ocultar su sonrisa. La satisfacción era tal que la única preocupación que se atrevían a expresar algunos delegados era la de que el PSOE «muera de éxito».

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