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Más de 2.300 familias leonesas viven de este cultivo, básico para la supervivencia de la agricultura en la provincia

León se juega hoy en Bruselas el futuro del campo si desaparece la remolacha

Los remolacheros tratan de evitar que la reforma de Fischler hunda al sector La

León

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Las reivindicaciones están claras. Lo que se juegan los agricultores leoneses, también. Cuatrocientos remolacheros de Castilla y León -800 de toda España- llegan hoy a Bruselas con el fin de paralizar la anunciada reforma del sector azucarero diseñada por el comisario Franz Fischler. La protesta coincide con la reunión del Colegio de Comisarios, en la que se pretende aprobar el documento que después se someterá a la consideración del Consejo de Ministros de Agricultura, previo informe del Parlamento Europeo. Su puesta en práctica supondrá el desmantelamiento de este cultivo en la provincia leonesa y 15 millones de euros de pérdidas directas, según estimaciones de Asaja. A medio plazo, la desaparición de la remolacha supondrá el principio del fin del campo leonés, acostumbrado a recortes y a abandonar cultivos que Europa, desde 1986 -fecha de ingreso de España en la entonces CEE-, ha ido «sentenciando» en favor de otros países que producían más o más barato. José Antonio Turrado, secretario general de Asaja en Castilla y León, tiene las cifras muy claras. El primer recorte vendrá de la reducción de la cuota de producción en un 16,5%, lo que traducido en euros supone 4,7 millones menos, al dejar de cosechar 95.000 toneladas de las 575.000 anuales que recoge León. 7.500 hectáreas se verán afectadas sin remisión. Sería la «segunda revolución» del campo leonés, ni siquiera comparable a la ardua batalla de la ganadería. Pero en el sector del azúcar, a diferencia del lácteo, no hay reconversión posible que salve a los cultivadores «más eficientes». Su minifundismo hace imposible buscar alternativas, máxime teniendo en cuenta que estos agricultores obtienen el 40% de sus ingresos de la remolacha y que este tubérculo es un auténtico «seguro» a la hora de pedir créditos. La mayoría carece de terreno suficiente para compensar los ingresos de la remolacha con otros cultivos, como el maíz. «Los remolacheros han hecho inversiones muy importantes que no se podrían sufragar con otros cultivos», explica Turrado. El fin del campo Detrás de las cifras -de por sí suficientemente reveladoras- hay 2.375 familias que dependen de la remolacha y cuyo futuro está en estos momentos en el aire. La agricultura, sobre la que hace apenas unas décadas giraba toda la economía provincial, puede ser en pocos años un sector «marginal». La despoblación de la provincia, que desde la década de los noventa ha sido imparable, ha dejado a centenares de localidades -antaño agrícolas- condenadas a la extinción. Turrado augura que la desaparición de la remolacha frenará las inversiones. «Sería impensable que, en estas condiciones, cualquier joven de dedicara a la agricultura». Una vez más, políticos, sindicatos y agricultores invocan el nombre de Zapatero. Piden al presidente del Gobierno que impida la destrucción del sector azucarero. En la protesta de hoy, numéricamente pequeña, León se juega mucho. Asaja, Coag, UPA y la Confederación Remolachera pretenden que Bruselas oiga sus reivindicaciones: mantenimiento de las cuotas de producción nacionales, ajustadas al consumo de azúcar de cada país miembro; mantenimiento del actual sistema de precios; establecimiento de contingentes a las importaciones preferenciales de países menos avanzados y de los Balcanes; y mantenimiento de los aranceles en los niveles actuales. Según Coag, mantener la situación actual, «ha ofrecido cierta seguridad al sector, además de no suponer ningún coste a los presupuestos comunitarios». Por el contrario, la reforma de Fischler se hará «a costa de los fondos que ya se destinan a la agricultura», en versión de este sindicato.

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