Manifiesto de protesta

LOS CULTIVADORES de remolacha y caña azucarera de España y los de Italia, Irlanda, Portugal, Finlandia, Polonia y otros países de la Unión Europea que por diversos motivos no han podido acudir a esta manifestación, estamos gravemente preocupados por las catastróficas consecuencias que para nuestro futuro puede tener una reforma de la Organización Común del Mercado del azúcar, como la que va a presentar la Comisión Europea. No entendemos ni aceptamos la urgencia con se quiere realizar la reforma del sector. La actual OCM tiene de vigencia una campaña más, por lo que cualquier reforma que se pretenda realizar no debe ni puede entrar en vigor antes de la campaña 2.006/07. Otro motivo que aconseja retrasar la reforma es la indudable necesidad de tener en cuenta los resultados de las diversas cuestiones pendientes relacionadas con la Organización Mundial del Comercio. Los cultivadores de remolacha y caña azucareras consideramos que los principio de solidaridad y preferencia comunitarias contenidos en el Tratado de Roma siguen vigentes y lo estén durante muchos años más. En consecuencia, no podemos ni queremos aceptar una reforma del sector que con claro olvido de dichos principios lleva a la ruina a numerosos países de la Unión Europea, entre los que se pueden encontrar los nuevos Estados miembros, lo que implica una grave alteración de las ideas recogidas en los respectivos tratados de adhesión, mientras que se mantiene o incluso se incrementa la producción de remolacha en unos pocos países. ¿Es esto solidaridad? La apertura, prácticamente sin límites, a importaciones de azúcar de terceros países y la simultánea y consiguiente desaparición de la producción de azúcar en la mayoría de los países de la UE, ¿Es esto lo que se entiende por preferencia comunitaria? La reforma según la propuesta de la Comisión acarrearía gravísimas consecuencias para el sector remolachero-cañero azucarero de la mayor parte de la Unión Europea, que en los últimos años ha realizado importantísimas inversiones tanto por parte de los cultivadores como de las industrias azucareras. Por todo lo expuesto, consideramos que debe ser la próxima Comisión Europea quien, con más sosiego y análisis en profundidad de las consecuencias que se puedan derivar de una reforma adopte las medidas oportunas.