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| Reportaje | Socialistas de ayer y de hoy |

El partido que llegó a dirigir elOpus

Un infiltrado de la organización religiosa se hizo por unos días con el poder del PSOE leonés en 1976; socialistas históricos hablan sobre la evolución del partido desde entonces

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Marco Romero - león
León

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Hacia 1877, en torno a las tertulias celebradas en los cafés Brillante y Lisboa de Madrid se forma un grupo de intelectuales resueltos a constituir el partido socialista obrero en España, que finalmente queda fundado clandestinamente en 1879 con Pablo Iglesias a la cabeza. Es la primera etapa de la Restauración canovista y en León son momentos de malestar y de impaciencia ante el temor de perder la autonomía de la provincia ante la constitución de la República Federal Española. La Diputación Provincial solicitaba la independencia de León, «que no es parte de Castilla la Vieja y cuenta con elementos más que suficientes para construir por sí un Estado próspero». Quién iba a pensar que los liberales, aquellos que después se fueron integrando en la ideología socialista con un espíritu descentralizador, continúan 125 años después arrastrando un debate de plena actualidad. En la provincia, los intereses económicos que predominan son la venta de los montes públicos, el ferrocarril entre León y Benavente que al final se trazará por Astorga, y un plan de carreteras que no acaba de llegar. Dos de cada tres leoneses son por entonces analfabetos y el sentimiento regionalista de defensa está muy presente en periódicos como Porvenir de León y Crónica de León . En el 79, la preocupación por la crisis de subsistencias en León centrará la atención sobre la situación agrícola y sus consencuencias sociales. Las dos visitas de Pablo Iglesias El PSOE se va convirtiendo así en uno de los primeros partidos socialistas que se fundaron en Europa, como expresión de los afanes e intereses de las clases trabajadoras. La penosa situación que atravesaba la provincia leonesa en ese momento atrajo a la figura de Pablo Iglesias, que visitó la ciudad de León durante dos veces en su vida, según consta en los documentos de la fundación que lleva su nombre . La primera vez que pisó León fue el 11 de enero de 1900 para ofrecer un mitin. Un año más tarde, el 3 de octubre, Pablo Iglesias pronunció una conferencia organizada por la resistencia en el Centro Obrero de León. La progresiva implantación del socialismo se va consolidando con el nacimiento de la organización sindical UGT y ya a partir de 1910 con el primer escaño que obtuvo Pablo Iglesias en el Parlamento. Entre 1921 y 1939 se produjo un crecimiento importante del partido originado por su manifiesta oposición a la dictadura militar del general Primo de Rivera y su apoyo a la alternativa republicana. Son muy pocos los datos que se conservan del PSOE en aquella época, de la misma forma que tampoco existen muchos archivos de los 40 años de clandestinidad, tan sólo testimonios y la memoria histórica que se reduce a los años de la era democrática. PSOE sin mapa autonómico El PSOE fue legalizado en febrero de 1977, 14 meses después de la muerte de Franco. En Castilla y León quedó constituido el 18 de diciembre de ese año, fecha en la que concluyó el primer congreso regional. Por entonces, como no estaba aprobado el mapa autonómico, los socialistas leoneses no estaban integrados en la estructura del partido a escala regional y se organizaban en la denominada Federación Socialista Leonesa, que nació de las reuniones que tenían lugar en el Bar Caudal de Puente Castro. La primera sede del PSOE estuvo en la calle Juan de Badajoz de la capital y la segunda, en la avenida del Doctor Fléming, hasta que el partido se estableció en Suero de Quiñones. «El partido nació con escasa militancia y ardor guerrero», recuerda ahora Jaime González, uno de sus fundadores y actual miembro del Tribunal de Cuentas. «Hoy es más tranquilo y más sosegado, supongo que porque la sociedad a la que representa también ha cambiado». El congreso más convulso Al nacimiento del PSOE leonés le corresponde la anécdota más curiosa de cuantas hayan podido ocurrir en sus años de trayectoria. El primer secretario provincial que lo dirigió fue expulsado en cuestión de semanas al descubrise que era un infiltrado del Opus Dei. Ya nadie se acuerda de su nombre, pero sí de la peculiar situación que se zanjó con la elección de Ángel Capdevila como secretario de la federación, el primero oficial y verdadero. No fue un momento fácil para nadie. Los delegados del primer congreso provincial le eligieron con un 55% de los votos. La segunda candidatura consiguió el porcentaje restante. Las posturas se enconaron tanto que Capdevila dimitió a los dos meses para retomar de nuevo el cargo entre 1979 y 1983. El momento más agridulce «Salíamos de una dictadura y había una ruptura en el proceso democrático que se tradujo al partido y a la sociedad», explica Capdevila. En León, no había por entonces un socialismo consolidado como ocurría por ejemplo en Asturias, por lo que los primeros militantes eran muy jóvenes. Después de ese momento, el PSOE iba a vivir uno de los momentos más agridulces de su historia. En las primeras elecciones municipales de 1979 daban por hecho que la alcaldía de León iría a parar a la UCD, por entonces muy consolidada. Pero para sorpresa de todos, León decidió que su alcalde sería el socialista Gregorio Pérez de Lera, que cogobernó medio año junto a los comunistas. Primera alcaldía socialista Todos los testimonios recogidos por este periódico coinciden en destacar este como el momento histórico del socialismo leonés, dado que era la primera vez que conseguían la alcaldía de León, siempre sin tener en cuenta el gobierno de Miguel Castaño. Tras la dimisión de Capdevila, los hombres del PSOE reflexionaron y buscaron un nombre de consenso para dirigir el partido en León. Esa persona fue Alberto Alonso, un viejo militante de la República que continuó en el cargo hasta que le dio el relevo al mismo hombre que se lo entregó. Los leoneses del 23-F En ese periodo se produjo el golpe de Estado del 23-F. En el PSOE de León se vivieron momentos muy tensos. En el Congreso se encontraban los diputados leoneses Baldomero Lozano y José Álvarez de Paz. Y en el Ayuntamiento de León, el grupo socialista se encontraba en una reunión ordinaria. Tuvieron que dispersarse. Ante la incertidumbre, Capdevila recibió órdenes de eliminar todos los ficheros, que fueron guardados en un taller de la ciudad. El partido quedó después en manos de Lorenzo López Trigal (83-85). «Hoy, lo más grave de todo es que nos han dejado fuera a muchos y esos enfrentamientos internos han acabado con militantes con 25 años de experiencia, y a mí me gustaría que el partido fuera hoy de otra forma», afirma López Trigal, quien recuerda un PSOE «en el que todo el mundo ponía el hombro». La era de López Trigal coincidió con la histórica victoria del PSOE en las Elecciones Generales de 1982. «Esperanza, ilusión y pasión». La frase es de Benigno Castro, uno de los promotores del partido en los años posteriores a la transición democrática, en referencia al momento clave que vivieron los socialistas en España. «Lo recuerdo y fue especialísimo», dice. Castro valora «el fuerte aprendizaje» del PSOE durante la convivencia democrática. Las afiliaciones irregulares Tras el congreso de 1984 llegaron años tensos en lo orgánico, aunque los resultados electorales atenuaron las diferencias ya con el mandato de Maximino Barthe, el secretario provincial socialista anterior a José Luis Rodríguez Zapatero. El hoy presidente del Gobierno tuvo que pasar momentos muy duros en su carrera como secretario a partir de junio de 1988. Entre otros momentos, tuvo que hacer frente, entre 1993 y 1994, a la batalla librada con la difícil facción guerrista a consecuencia de una sospechosa operación de falsas afiliaciones de militantes urdida con el propósito de ganar el congreso provincial que se le acercaba. El turbio asunto fue atribuido a un sindicato agrario que habría utilizado los censos agrícolas para afiliar indiscriminadamente al PSOE a los campesinos. Zapatero dio el salto a la política nacional y entregó el partido a su amigo personal, el alcalde socialista de San Andrés del Rabanedo, Miguel Martínez. Su mandato ha transcurrido sin grandes sobresaltos desde el año 2000. Cuatro años después se dispone a ser revalidado en el cargo. Deja un partido en el momento más dulce de su historia, una historia que a veces tiene algo de leyenda.