Maragall exige que la Constitución llame a Cataluña «nacionalidad histórica»

José Luis Rodríguez Zapatero recibió ayer una nueva muestra de que encontrará más problemas de los previstos para aprobar la reforma de la Constitución y de los estatutos de autonomía. Si el miércoles fue Ibarretxe quien le pidió más «valentía» ayer fue Pasqual Maragall el que le advirtió de que los socialistas catalanes no aceptarán una reforma constitucional que no reconozca explícitamente a Cataluña como «nacionalidad». Durante un curso sobre Nacionalismos del siglo XXI, Maragall explicó que «Cataluña siempre entendió que en 1978 se la denominaba nacionalidad sin nombrarla». «Y ya se sabe que los catalanes en cuestión de ganancias somos muy mirados», añadió en tono jocoso. El presidente catalán auguró un debate «divertido» y «movido» respecto a la Constitución y reconoció que no será fácil en el seno del propio PSOE pero «mucho menos» con el PP. Respecto a los populares, dijo que «les ha costado tanto aceptar la Constitución que ahora la defienden con uñas y dientes y no quieren ni tocarla». Maragall adelantó que tampoco aceptará que se se haga depender la reforma del Estatuto catalán de la de la Constitución. Afirmó que sería «mucho pedirle» a los catalanes que al reformar su estatuto «renuncien a decir nada que obligue a una reforma de la Constitución». Para superar la negativa de Zapatero a reformas estatutarias que superen la Carta Magna propuso que los cambios que entren en conflicto con ella se consideren «interinos» hasta que se reforme la propia Constitución. Consejos a Ibarretxe Lanzó también una advertencia a Andalucía, a la que pidió que no cometa el «error dramático» de hablar de «pretendidos privilegios» de otras comunidades. «O busca y obtiene un reconocimiento de su singularidad o se conforma con una actitud de rechazo a toda singularidad y se postula como garante de una cohesión basada en la negación de pretendidos privilegios», dijo respecto a Andalucía. Y tampoco se privó de aconsejar al Gobierno vasco, al que pidió que reformule el plan Ibarretxe. «Deseamos que cambie la singladura del proyecto vasco de modificación de la relación con el Estado tras las elecciones de abril en Euskadi», indicó. Los consejos y advertencias de Maragall no tuvieron mucho eco ni siquiera en el PSOE. El secretario general del Grupo Socialista, Diego López Garrido, respondió que «todas las autonomías, y no solamente unas, deben sentirse cómodas con la denominación» con la que finalmente figuren en la Constitución. «Hay otras autonomías, aparte de las ya conocidas, que se sienten históricas» precisó. El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, afirmó por su parte que «el camino autonómico de Andalucía lo marcaremos los andaluces y el Parlamento de Andalucía y nunca vamos a permitir que lo haga ni el señor Maragall ni nadie», por lo que pidió al presidente de la Junta, Manuel Chaves, que se «plante» y deje de ser «comparsa de Maragall en contra de Andalucía».