Diario de León

| Crónica | El retorno del terrorismo vasco |

Ocho meses sin bombas

El Ministerio del Interior ya había alertado de la posibilidad de que la banda terrorista intentará actuar este verano en zonas de interés turístico tras la «tregua»

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C. Calvar - madrid
León

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ETA atacó ayer después de ocho meses sin atentados que hicieron especular a algunos políticos acerca de la posibilidad de una tregua. La última intentona fue el día de Nochebuena de 2003, cuando la policía desbarató sus planes de volar un tren Intercity de la línea Irún-Madrid a su llegada a la estación madrileña de Chamartín. Aquel antecedente del funesto 11-M se evitó a pesar de que los terroristas habían logrado colocar una bomba en el convoy, que tuvo que ser detenido y desalojado en la estación de Burgos. La reaparición de la banda terrorista coincide con la publicación el pasado viernes por parte del Ministerio del Interior de un listado de seis presuntos terroristas: Íñigo Ripoll, Ana López, Igor Suberviola, Ohiana Garmendia, Idoia Mendizábal y Haymar Altuna. Interior cree que podrían actuar este verano en zonas de interés turístico. No obstante, este sábado las fuentes consultadas no indicaron si podrían ser los autores de los ataques de San Vicente de la Barquera y Ribadesella. La última vez que ETA estuvo cerca de atentar, aunque no lo consiguió, fue durante la campaña electoral de las pasadas elecciones generales. El 29 de febrero la Guardia Civil interceptó en Cuenca, pasadas las 3:00 de la madrugada, a dos terroristas -Irkus Badillo Borde y Gorka Vidal Navarro- que intentaban llegar hasta Madrid con una furgoneta cargada de explosivos para un gran atentado. Ha transcurrido ya casi un año y tres meses desde el último atentado mortal de ETA. Fue el 30 de mayo de 2003, cuando colocó una bomba-lapa en Sangüesa (Navarra) bajo el coche de dos policías miembros de un equipo de expedición del DNI. Aquella acción segó la vida de los agentes Bonifacio Martín Hernando y Julián Envit Luna. La última vez que atacó al turismo fue el pasado año, precisamente en Cantabria, al colocar un coche bomba en el aeropuerto de Santander.

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