Un preámbulo para la discordia

Un pacto contra ETA y otro diferente para hacer frente al nuevo desafío de los terroristas islamistas. Esta es la propuesta de Zapatero. Se trata, por un lado, de mantener el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo, suscrito unicamente por el PSOE y el PP, tal como está. Aunque de puertas afuera se dice que está abierto a que se incorporen otras fuerzas políticas. En eso está de acuerdo Mariano Rajoy. Pero lo cierto es que si no se modifica el preámbulo del pacto es imposible que lo firme el PNV. En el se afirma que «ha quedado también de manifiesto el fracaso de la estrategia promovida por el PNV y por EA, que abandonaron el Pacto de Ajuria Enea para, de acuerdo con ETA y EH, poner un precio político al abandono de la violencia». Tampoco los demás partidos nacionalistas parecen dispuestos a suscribirlo si no hay modificaciones. El Gobierno no está por la labor de cambiar nada, por lo que todo apunta a que seguirá vigente como está. Otra cuestión es la nueva alianza contra lo que Zapatero llama «terrorismo internacional», que no es otra cosa que el protagonizado por Al Qaida y sus grupos afines. El presidente del Gobierno pretende que lo firmen todas las fuerzas parlamentarias. Los nacionalistas, con Ibarretxe en primera fila, prefieren que haya un único pacto antiterrorista, que contemple tanto a los etarras como a los islamistas violentos. De esta forma se cargarían el Pacto Antiterrorista actual, que consideran criminaliza al nacionalismo vasco y, por extensión, a los demás. El presidente Zapatero, sin embargo, sabe que en la lucha contra el terrorismo es decisivo contar con el respaldo de la oposición, aunque sea a costa de no satisfacer las demandas de sus aliados.