Diario de León

Después de la guerra, el infierno

Casi 16 meses después de que Bush declarase el fin de la contienda, la resistencia es encarnizada, los atentados se multiplican y la reconstrucción es una entelequia

MOHAMRED MESSARA

MOHAMRED MESSARA

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Enrique Clemente - redacción | madrid
León

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«El Gobierno interino no tiene intención de detener a Al Sáder ni combatir contra ninguna personalidad chií» FATAH AL NAQIB Ministro del Interior iraquí Cuando el 1 de mayo del año pasado un George W. Bush triunfal y sonriente anunciaba a bordo del portaaviones Abraham Lincoln el final de las «principales operaciones militares» pocos podían prever el infierno en el que se iba a convertir Irak tras la victoria. La guerra sólo había durado 43 días, en los que las tropas norteamericanas y británicas se dieron un paseo militar. El régimen de Sadam Huseín se desplomaba como un castillo de naipes y Bagdad caía sin ofrecer resistencia. Casi 16 meses después de que su presidente declarase la «misión cumplida», EE.?UU. matiene 140.000 soldados en Irak, la resistencia a la ocupación es encarnizada, los atentados se multiplican, las decapitaciones de secuestrados aterrorizan al mundo, la reconstrucción del país es sólo una entelequia y el supuesto Gobierno «soberano» de Irak, una marioneta de Washington. Ni la captura de Sadam en diciembre del 2003, ni la resolución 1.546 del Consejo de Seguridad de la ONU, que el pasado 8 de junio autorizaba la presencia de una fuerza multinacional en Irak, ni el traspaso de una soberanía limitada a un Gobierno iraquí interino hace un mes y medio han hecho cesar la violencia, contra las previsiones de Washington. La situación parece más bien de guerra abierta y se ha agravado hasta tal extremo que las tropas de Estados Unidos han tenido que entrar a sangre y fuego en la ciudad santa de Nayaf, para tratar de sofocar la revuelta chií liderada por el clérigo Muqtada Al Sáder. 1 El coste humano. Irak ha pagado un alto coste en vidas por la invasión y la ocupación de su país. Aunque no hay cifras oficiales, la ONG Iraq Body Count ha hecho una estimación que los expertos toman como referencia por su rigor: han muerto un mínimo de 11.510 y un máximo de 13.483 civiles iraquíes. A los que hay que sumar una cantidad indeterminada de militares durante la invasión, que algunas fuentes sitúan en 30.000. La llamada coalición internacional ha perdido 1.050 soldados, 934 de ellos estadounidenses -781 desde que el presidente Bush declarara oficialmente el fin de los combates-, 64 británicos, 19 italianos y 13 españoles, entre otros. 2 La feroz resistencia. Ni en su peor pesadilla se habría imaginado EE.UU. que los iraquíes iban a oponerse tan duramente a su ocupación. Miles de chiíes y suníes se han levantado en armas y a ellos se les han unido los terroristas islamistas dirigidos por el jordano Al Zarqaui, de Al Qaida. Los atentados, muchos de ellos suicidas, han sido frecuentes y mortíferos. 3 La imposible reconstrucción. En un clima creciente de inseguridad, la reconstrucción de Irak está siendo una misión imposible. Sólo están en marcha actualmente 136 de los 2.300 proyectos previstos, que contaban con una dotación de Washington de 18.400 millones de dólares. Un 20% aproximadamente de los fondos previstos han sido desviados para mantener la seguridad. De los 13.000 millones de dólares comprometidos a bombo y platillo en la publicitada Conferencia de Donantes de Madrid en el otoño del 2003 tan sólo se han materializado 2.000. Los iraquíes tienen menos electricidad y menos agua que antes de la invasión, la delincuencia común se ha disparado, el sistema judicial no funciona y, según un estudio del Congreso de EE.?UU., viven peor que antes. Y todavía no han recuperado la producción de petróleo anterior a la guerra. La ofensiva chií ha obligado a suspender la extracción del crudo del sur del país, lo que ha contribuido a que el barril haya alcanzado récords históricos. 4 La coalición se debilita. La guerra fue un asunto casi exclusivo de dos: EE.?UU. y su fiel aliado británico. De los 32 países que sumaron sus tropas a la invasión, cuatro, además de España, ya han retirado sus soldados, siguiendo la estela de Zapatero. Son República Dominicana, Nicaragua, Honduras y Filipinas. En otoño se irán Noruega, Nueva Zelanda y Tailandia, mientras Holanda, Polonia y Kazajistán se lo piensan. 5 La ¿transición democrática? El 28 de junio EE.UU. entregaba el poder, dos días antes de lo previsto y en un acto secreto por temor a atentados, a un Gobierno iraquí de transición. Pero se reservaba el mando de su ejército desplegado en Irak y el control de varios ministerios claves. Su asalto a Nayaf demuestra a las claras quién continúa mandando en el país. EE.UU. y el Reino Unido justificaron la guerra diciendo que Sadam tenía armas de destrucción masiva. Resultó ser falso. Dijeron que su régimen tenía relaciones con Al Qaida. Tampoco era cierto. Ahora aseguran que Irak va a ser un ejemplo de democracia, paz y libertad en el antidemocrático y represivo mundo árabe y que eso valdrá por todos los sacrificios. ¿Tendrán razón esta vez? ¿Será posible celebrar unas elecciones minimamente libres en enero del 2005, como está previsto? Muy complicado. La restauración por parte del Gobierno iraquí de la pena de muerte, que de forma tan abominable había utilizado Sadam, es un mal augurio. LA GUERRA CONTINÚA . Casi año y medio después de la «liberación», los combates continúan en Irak. En la foto, dos niños ayudan a un miliciano de Al Sáder a defender una posición en Nayaf, cerca de la tumba del venerado imán Alí, donde se han refugiado los rebeldes. LA IMAGEN CENSURADA. Nunca hasta el 23 de abril de este año los norteamericanos habían visto a sus soldados muertos. Esta foto de los féretros montados en un avión generó una fuerte polémica en EE.?UU. HARTOS DE SUFRIR. Veinte años de bloqueo y castigo internacional, yuna desangrante guerra contra Irán, la invasión de Kuwait, la represalia internacional, los bombardeos en la zona de exclusión, la guerra e invasión de la Coalición y, ahora, el alzamiento de los rebeldes y el terrorismo.

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