Interior no descarta que ETA colocara los cuatro artefactos el mismo día

El Ministerio del Interior no descarta que el comando de ETA que actúa en Asturias y Cantabria colocara las cuatro bombas -las que estallaron el sábado y las del jueves-, en una sola operación, que habría sido realizada antes del fin de semana pasado. Esta línea de trabajo es por el momento sólo una hipótesis, pero existen múltiples elementos que barajan los investigadores y que apuntan a su veracidad. El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, señaló ayer, en línea con esta sospecha, que, a día de hoy, «no hay elementos que nos lleven a concluir que sea posible que vuelvan a producirse acontecimientos de este tipo» en las próximas fechas. No obstante, el responsable de Interior confirmó que las fuerzas de seguridad de todo el país están en alerta para intentar evitarlo. Los equipos de la lucha antiterrorista manejan varios argumentos que empujan en la dirección de una sola siembra de explosivos: la posibilidad de que todos los atentados sean obra de los mismos terroristas, que los artefactos se accionasen mediante temporizadores, la ubicación de las ciudades y pueblos donde estallaron las bombas y la elección de lugares muy discretos para colocar los artefactos que estallaron en Santander y Gijón, cinco días después de las explosiones de Ribadesella (Asturias) y San Vicente de la Barquera (Cantabria). Antonio Camacho reconoció ayer que los investigadores barajan la posibilidad de un solo comando dada la similitud de artefactos y la similitud de los atentados . El secretario de Estado también indicó que los artefactos podrían haber sido activados por un temporizador, un dispositivo que permite programar el momento de la explosión incluso con meses de anticipación. Gijón, Ribadesella, San Vicente y Santander están situadas por este orden en la costa cantábrica, entre la primera y la última sólo hay 200 kilómetros, y se puede viajar de una a la otra sin salir de la misma autovía, lo que posibilita estar en los cuatro lugares en poco tiempo. Por último, los lugares de colocación de los explosivos de Santander y Gijón son especialmente discretos. El primero estaba adosado a las ramas más gruesas de un árbol, oculto a la vista y a dos metros de altura, y el segundo, tras un muro, en un solar poco concurrido. Factor sorpresa A estos argumentos, las fuentes consultadas añadieron otros convergentes como son la posibilidad de que los autores sean miembros legales de ETA -no fichados-, lo cual aconsejaría atentar cerca del País Vasco y con acciones de bajo riesgo; la debilidad operativa de la organización, que ha perdido a sus miembros mejor preparados y recurre a atentados simples; y, especialmente, las indudables ventajas para la seguridad del comando y para la facilidad de ejecución de los atentados de actuar en un solo día y en un momento (el fin de semana pasado) en que las fuerzas de seguridad no esperaban que la campaña de verano terrorista se iniciase en la cornisa cantábrica, por no ser lo habitual. El secretario de Estado indicó ayer que la identidad de los autores de los atentados es todavía una incógnita y que aún es pronto para que los investigadores digan si alguno de los seis etarras buscados por la justicia cuyos rostros y nombres se hicieron públicos la semana pasada pertenece al comando. Por el momento, no hay datos alguno que apunte en este sentido. Antonio Camacho también hizo especial hincapié en el «peligro para la sociedad» que representan las personas que aprovechan la amenaza terrorista para hacer llamadas y anunciar la falsa colocación de bombas. Así, señaló que este tipo de acciones «crean situaciones de terror» y son un delito grave y advirtió a los bromistas que las fuerzas de seguridad y la justicia les van a perseguir con contundencia, «porque en definitiva es una forma de terrorismo».