| Crónica | Turismo versus ganado |
A treinta y tres céntimos el metro
Los pastos, base del sustento de la cabaña de Casares y Cubillas, fueron los terrenos peor valorados, a expensas de un plan de usos turístico que los vecinos no ven claro
El descontento de los vecinos de Casares y Cubillas de Arbas con el proceso de las expropiaciones para la construcción de la presa ha dejado una estela de malestar en la zona que ni el tiempo, ni el jurado provincial de expropiaciones han logrado borrar. Los terrenos peor valorados por la empresa pública fueron los pastos -60 pesetas o 33 centímos de euro por metro cuadrado-, tradicional sustento de la cabaña ganadera en los dos pueblos, de la cual aún viven en exclusividad una quincena de familias. Las tierras mejor tasadas fueron los regadíos, pero el metro cuadrado no superó los 90 centímos de euro (150 pesetas). El secano se quedó en 63 centímos (110 pesetas). Particulares y junta vecinal de Casares de Arbas -no así la de Cubillas- no se conformaron con estas valoraciones y recurrieron al juzgado provincial de expropiaciones que vino a darles una gran parte de razón al triplicar el precio del metro cuadrado en el regadío y casi duplicar el secano. «Pero el precio de los pastos no lo tocaron», reconoce el presidente de la junta vecinal de Casares, Lorenzo Rodríguez. A medida que llegan las resoluciones del jurado provincial, se interponen diferentes recursos contencioso administrativos para exigir una tasación «justa» de las tierras -más de 300 hectáreas- que van a ser anegadas para surtir de más agua el cauce del río Bernesga. De no alcanzarse un acuerdo, los pleitos se prolongarán más allá de la finalización de la obra, prevista para abril de 2005. El conjunto de la contrata comprende también las obras derivadas del plan de usos. «En la zona local afectada directamente por el embalse se pretende conseguir el desarrollo deportivo, cultural, deportivo e industrial del entorno», indica Aguas del Duero. Este desarrollo está basado en varias infraestructuras como un camping, un campamento juvenil, miradores, merenderos, playas fluviales y un embarcadero. Pero son pocos los que confían en que los equipamientos se realicen «como es debido». «Es todo muy abstracto y lo pueden hacer como quieran», repara el pedáneo de Cubillas de Arbas. Más de 1.500 niños y niñas El alcalde de Villamanín, Óscar Martínez, sí confía en reforzar el turismo de la zona, aunque reconoce los «perjuicios irreparables para los ganaderos». El edil, del PP, recuerda que la comarca tiene una gran tradición como destino para los campamentos de verano infantiles y juveniles que a lo largo de la presente temporada han traído a la zona más de 1.500 niños y niñas. La insatisfacción de los vecinos con las expropiaciones fue el detonante de las protestas en el inicio de las obras en mayo del 2001. Todavía quedan pendientes juicios; al menos un vecino fue condenado por participar en las protestas. En otro caso, ha sido Aguas del Duero la que ha corrido con las costas judiciales. Nadie quiere recordar lo ocurrido. «Se empezaron mal las cosas, vinieron aquí como si fuéramos una reserva de indios a imponer una obra que será necesaria, pero a la gente que se dedica a la ganadería la dejan con la mitad de los pastos», se lamenta el pedáneo de Cubillas de Arbas, Salvador Gutiérrez Alvarado. «La empresa ofrecía mejoras si aceptábamos la expropiación de mutuo acuerdo», alega Lorenzo Rodríguez, quien recuerda que los valles que anega el embalse son el mejor «bocado» de los pastos. Casares ha conseguido, a pesar del pleito, que la empresa asuma el levantamiento de una escollera en el río; la cementación de una plaza y una aportación para el abastecimiento de agua.