Radicales de Batasuna apalean al escolta de un concejal en Portugalete

Un grupo de veinte radicales agredió el pasado 8 de agosto de madrugada en Portugalete (Vizcaya) al escolta de un concejal de este municipio cuando, fuera de servicio, tomaba una consumición junto a una mujer en una de las txoznas (casetas del recinto festivo) instaladas con motivo de las fiestas de San Roque. Como consecuencia de la agresión tuvieron que ser conducidos a un hospital, donde les diagnosticaron heridas de pronóstico leve. Según explicó el alcalde de la localidad, Mikel Cabieces, el guardaespaldas y su acompañante fueron agredidos física y verbalmente «sin mediar palabra al ser reconocido como profesional de la seguridad». La intervención de un agente de la Policía Local, que se enfrentó a los radicales a pesar de que también estaba fuera de servicio, impidió que sufrieran daños graves. La Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Portugalete denunció este miércoles la agresión, condenó la actuación de los radicales, algunos ya identificados por la policía autonómica vasca, y anunció que se personará como acusación en el proceso. El proceso contra Batasuna Este viernes se cumplirán dos años desde que el magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón cerrara el cerco judicial a Batasuna y ordenara iniciar los trámites legales que condujeron a la suspensión de sus actividades por un período de tres años prorrogable hasta cinco. Fueron semanas de actividad intensa en la Audiencia Nacional, que alcanzaron su cenit el 26 de agosto de 2002 cuando el juez ordenó el cese de sus actividades políticas, el cierre de sus sedes y la intervención de sus cuentas y propiedades. Después acusó a sus dirigentes de ser «delegados» de ETA y, tras interrogarles, les dejó en libertad bajo fianza. Desde entonces el proceso está en punto muerto a la espera de que dicte auto de procesamiento y les siente en el banquillo. Nunca antes una investigación penal había culminado con la suspensión de actividades de un partido político ni había tenido a todo el país en vilo. El proceso supuso un intento de Garzón por demostrar que Batasuna es parte esencial del 'complejo terrorista' que lidera ETA, que trabaja desde las instituciones para destruir la democracia y cumple, junto a otras organizaciones del entramado que rodea a la banda.