Diario de León

«Tengo la sensación de que pude haber sido campeón olímpico y no lo he aprovechado»

Cerca de 15.000 personas se concentraron en los aledaños del estadio

Cerca de 15.000 personas se concentraron en los aledaños del estadio

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José Antonio Diego - atenas
León

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Manuel Martínez acabó el concurso con la triste sensación de haber podido ganar la prueba. «No sabe uno cómo sentirse. Tengo la sensación de que pude ser campeón olímpico y que no supe aprovechar la oportunidad, porque las marcas no eran inaccesibles», declaró el atleta leonés, condenado una vez más al puesto más amargo, el que define como «la medalla de chocolate». Martínez ya fue cuarto en los Mundiales en sala de Barcelona'95, en los de Maebashi'99 y en los de Lisboa'01, aunque en los del año pasado en Birmingham (siempre bajo techo) obtuvo el título mundial. El capitán español lamentó el nulo del último intento. «Un campeón no puede desaprovechar un último lanzamiento», dijo. En la última ronda ganó, precisamente, su única corona universal. «Me queda una sensación de tristeza porque he visto la medalla de oro a mi alcance y lo he dejado escapar. No me puedo acostumbrar a ser cuarto, aunque sea un experto en terminar en ese puesto». Martínez destacó su primer lanzamiento, de 20,70 metros, que a su juicio fue «buenísimo de fuerza», pero añadió que se le escapó un poco «el gesto técnico». Decepción en Villadangos Villadangos del Páramo vivió con especial intensidad la final. Uno de los bares del pueblo de su padre, el «Argüello» era un hervidero a primera hora de la tarde para contemplar la suerte de un Manuel Martínez que se había clasificado para la final con la séptima marca, después de sufrir mucho en la clasificación lograda con un mejor lanzamiento de 20,37. Los gritos de ánimo fueron constantes durante la hora de competición, así como los gritos de «Manolo, campeón» y los lógicos abucheos cuando aparecían en pantalla alguno de sus competidores más peligrosos, casos del luego campeón olímpico, el ucraniano Belonog, los americanos Nelson y Godina o el danés Olsen, que le arrebató la tercera plaza que ocupó hasta el ecuador de la prueba. «Eso no es normal», «Manolo, tú si que eres guapo», gritaban alguno de los jóvenes de Villadangos del Páramo, que tampoco quisieron perderse esta cita, cuando además es para la mayoría de ellos todo un ídolo al que suelen ver habitualmente «porque es muy majo y siempre se acuerda de venir».

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