Diario de León
Publicado por
JON AGIRIANO
León

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LOS JUEGOS VIVIERON ayer miércoles un bello regreso a sus orígenes. Al cabo de 2.780 años, volvieron a Olimpia, al lugar en el que los hombres compitieron por primera vez en busca de la inmortalidad simbolizada en la «kotinos», la rama del olivo que plantó Heracles. La procesión de los aficionados tuvo algo de penitencia, sobre todo la que se produjo a primera hora de la tarde para presenciar las dos finales. Desde el último aparcamiento hasta el viejo estadio había que caminar al menos un kilómetro y el sol caía a plomo, derritiéndose sobre las ramas de los pinos, olivos y cipreses. El coro de las chicharras esparcía un zumbido eléctrico en el bosque de Olimpia. El calor -36 grados- no tardó en hacerse insoportable. Buscar una sombra se convirtió en un objetivo prioritario para los espectadores, casi tanto como hacerse una fotografía que inmortalizara su presencia. -«Es verdaderamente excitante estar aquí. En cierta forma, este es un lugar sagrado»-, aseguraba Calvin Taylor, un neoyorkino cuarentón, atleta aficionado, que parecía levitar contemplando las ruinas de los templos mientras caminaba en dirección al estadio. Cuando los voluntarios del servicio de información entregan las hojas con las estadísticas y los récords de esta especialidad, uno se pregunta qué pensarían de ellos los «ellanodices», los jueces de las antiguos Juegos de Olimpia. Su rigor era extremo y el atleta que era sorprendido intentando competir en ventaja no sólo era expulsado de los Juegos para siempre sino que era obligado a colocar una escultura bajo la gran estatua de Zeus e inscribir en ella su nombre y la trampa que había realizado. Su ignominia quedaba así para la posteridad. Repasando la lista de la mejores marcas del lanzamiento de peso, la sensación de engaño es abrumadora. En el caso de las mujeres, por ejemplo, el récord mundial (22.63) está en poder de la rusa Natalya Lisovskaya desde el año 1987. En los últimos 16 años no se ha realizado una marca que pueda incluirse entre las ocho primeras de la historia. Otro dato: el quinto mejor registro de todos los tiempos -los 21.89 metros de la búlgara Ivanka Khristova- datan del 4 de julio de 1976. Las sospechas -en realidad, certezas- de que el dopaje está detrás de estas marcas alcanza a los hombres.

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