Uno de cada tres pisos alquilados en León es para vivienda de estudiantes

«La ventaja de los alquileres a los universitarios es que los contratos son de un año, sin prórroga y responde el padre» MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ-FREIRE, gerente de la Cámara de la Propiedad Urbana Casi la tercera parte de los contratos de alquiler de viviendas que se conciertan cada año en León capital corresponden ya a pisos de estudiantes, un negocio que mueve no menos de diez millones de euros (1.700 millones de las antiguas pesetas) y que resulta opaco para Hacienda en su casi totalidad. Sólo en los meses de agosto y septiembre el Programa de la Vivienda de la Universidad saca al mercado o actua como intermediario para un millar de fincas, a las que hay que añadir otras tantas a lo largo del curso académico, lo que lo convierte con diferencia en la principal agencia inmobiliaria de alquileres en la ciudad. El programa estudiantil para alquier de pisos empezó a funcionar hace seis años y desde entonces no ha dejado de incrementar su particular «negocio», en el que no se buscan beneficios: el servicio está atendido por sólo un becario, apoyado por personas sin sueldo de la Junta de Estudiantes y no cobra ningún tipo de comisiones, lo que ha provocado no pocas fricciones con las agencias convencionales. La oficina, que mide no más de quince metros cuadrados y consta de una mesa, una terminal de ordenador y tres sillas, recibe cada mañana la visita de no menos de una veintena de clientes, entre propietarios de pisos, la mayoría más que en edad madura, y demandantes de alquileres, todos con el DNI recién estrenado. Al mediados de agosto la bolsa de pisos ofertados en alquiler para estudiantes era de algo más de 400 «y no se admiten los que ya están en las agencias inmobiliarias», según las responsables del servicio, Silvia Blanco y Patricia Suárez, con una rápida rotación -los que se cubren y los que siguen vacíos- de apenas un mes. Se calcula que entre agosto y septiembre la oferta de viviendas para universitarios no bajará de medio millar al mes, a los que hay que añadir, ya en el resto del curso, ya en temporada baja, una media de otras cincuenta: son los restos o retales de quienes no estaban antes de acuerdo en los contratos o que buscan una nueva ubicación para mejorar de barrio. La Palomera, San Maés y el centro de la ciudad son los barrios preferidos por la población universitaria para fjar su residencia en alquier, aunque no se descarta ningún barrio, como el Ejido, Santa Ana, Villaobispo o, incluso, la Virgen del Camino, todo dependiendo del coste de los transportes y de la vivienda. Por habitaciones Una de las peculiaridades del mercado de viviendas estudiantiles es que en sus tres cuartas partes se contrata verbalmente por habitaciones, lo que proporciona al propietario una potestad casi discreccional de deshacerse de sus inquilinos al más mínimo incumplimiento. Teniendo en cuenta que no suele mediar entre las partes ningún tipo de contrato por escrito el único comprobante que puede existir a la hora de una reclamación judicial es una transferencia bancaria a comienzos o finales de mes. Teóricamente casi nunca se producen conflictos de intereses entre arrendatarios y arrendadores, pero, por si acaso, el Programa de la Vivienda recomienda a sus usuarios hacer todos los pagos a través de entidades financieras y conservar todos los recibos, «porque dos o tres seguidos tienen valor de contrato».