Diario de León

Los índices de mororidad son más bajos que en cualquier otro arrendamiento

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A. Núñez - león
León

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Según el gerente de la Cámaara Oficial de la Propiedad Urbana, Miguel Angel Sánchez Freire, los contratos de alquiler de pisos de estudiantes son un asunto en el que su oficina «no entra». De hecho la Cámara supervisa apenas una media de cien contratos de este tipo al año sobre un parque de viviendas en alquiler que se estiman en unas 9.000 en la ciudad «suponiéndose que haya otras tantas vacías de hecho». Según Sánchez, la intermediación en el mercado inmobiliario de los alquileres que maneja la Junta de Estudiantes, verbales o por escrito, podría estar en torno a un tercio o casi la mitad de los contratos, teniendo en cuenta que la clientela de inquilinos estables o convencionales suelen ocupar su vivienda en un plazo no inferior a dos o tres años por término medio, «mientras que un universitario lo hace por unos pocos meses y luego se va». Todos pagan Según Sánchez Freire, no es de extrañar la tendencia de los propietarios a contratar directamente con la agencia de estudiantes. Por una parte, el hecho de subdividir los pisos por habitaciones ofrece posibilidades de una rentabilidad más elevada (casi 80.000 de las antiguas pesetas, frente a una horquilla de 350 a 400 euros en que se mueve el mercado normal), a la vez que garantiza que el inquilino no va a ocupar la plaza más allá de los nueve meses que dura cada curso académico. «Por el contrario a un inquilino normal se le firma un contrato por un año y puede prolongarlo por otros cinco». En el capítulo de anécdotas se añade que la morosidad entre los estudiantes es muy inferior a la de clientes que se suponen más serios, porque, «si no lo hace él, pagará el padre, pero el problema siempre se resuelve porque responde alguien». Los responsables de la Cámara dicen visar al año una media de 2.500 contratos de arrendamiento, equivalentes a los que intemedia por su cuenta y riesgo la Junta de Estudiantes, lo que supone que la mitad del negocio cae en la economía sumergida sin que nadie tenga demasiado interés en desentrañarlo, supuestamente por razones sociales. En la Cámara de la Propiedad Urbana dicen estar sorprendidos por el auge del Programa Vivienda de los universitarios, al que inicialmente no se le había prestado demasiada atención, pero lo dejan «correr» como un agente más de la llamada economía sumergida. «Deberían tener más cuidado, sin embargo, con la Ley de Protección de Datos del usuario».

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