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Las víctimas, la mayoría niños, mueren en un confuso asalto provocado por la explosión accidental de una bomba en el gimnasio donde estaban confinados por un comando Checheno en Osetia del Norte

El asalto a la escuela acaba con más de 200 muertos

Las tropas rusas tomaron el recinto en una operaci

Publicado por
Rafael M. Mañueco - beslán
León

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El secuestro del colegio norosetio de Beslán tuvo un final sangriento. Más de 200 personas de los 1.200 rehenes -el 70% niños- murieron durante el dramático desenlace de la crisis de los rehenes en la escuela de Beslán y 646 resultaron heridos de bala y con quemaduras, según confirmaron fuentes del Ministerio de Sanidad de Osetia del Norte a la agencia rusa Interfax. Las tropas de élite del Ejército tomaron el recinto escolar en una operación que, según las autoridades rusas, fue forzada por los acontecimientos y, tras varias horas de enfrentamientos, acabaron con la casi treintena de terroristas, la mitad de ellos procedentes de países árabes, según explicaron desde el Gobierno de Putin. «Ha ocurrido una tragedia. No lo esperábamos. No se planeaba el asalto. Teníamos previsto continuar las negociaciones para conseguir la liberación por medios pacíficos. Incluso habíamos llegado a un acuerdo para retirar los cadáveres de varias personas que fueron asesinadas el miércoles», manifestó el representante del Kremlin para Chechenia, Aslanbek Aslájanov, llegado ayer a la ciudad para actuar como mediador en las negociaciones. La versión oficial, puesta en duda por los familiares congregados en el exterior, fue corroborada por una madre cautiva. «Nos tenían a todos concentrados en el gimnasio, de cuyo techo habían colgado bombas con cinta adhesiva. Una de ellas se desprendió y detonó», explicó la mujer, de unos 30 años, a la televisión mientras sangraba de forma profusa por un gran corte en la nuca. Así pudo empezar todo. La deflagración provocó el derrumbe de la cubierta del edificio y abrió boquetes en las paredes por los que los rehenes comenzaron a huir de aquel infierno, semidesnudos y despavoridos. Los terroristas dispararon por la espalda a un grupo que ya había alcanzado el exterior, lo que, según Valeri Andréyev, jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antigua KGB) para Osetia del Norte, obligó a la intervención de las fuerzas especiales que acordonaban el recinto para proteger la vida de los secuestrados. Al parecer, también abrieron fuego vecinos y familiares de los rehenes, que «en cierta modo, no permitieron actuar de modo eficaz a los destacamentos de asalto», se lamentó Andréyev. Tres grupos Este asalto se produjo sobre las 13.00 horas -dos menos en España-. Tras estallar el tiroteo, el comando checheno se dividió en tres grupos, según los militares rusos. Un pequeño contingente se quedó en la escuela cubriendo la salida de otro, el más grande, que se abrió paso a punta de fusil y empezó a alejarse de la zona, sin dejar de disparar contra los soldados que lo perseguían. Un tercera fracción se dispersó para perderse entre la multitud, haciéndose pasar por civiles, aunque, según, Moscú, nunca logró su objetivo. El reducto que se parapetó en las instalaciones educativas mientras sus compañeros trataban de evadirse retuvo a un número indeterminado de rehenes, los más jóvenes. Sus miembros fueron cayendo ante la ofensiva de las fuerzas de seguridad hasta que al final el líder del comando terrorista y dos subalternos se atrincheraron en los sótanos, clausurados con gruesas puertas metálicas. Algunas fuentes afirmaron que la banda estaba encabezada por el comandante Mahomet Yevláyev, uno de los colaboradores más próximos del temido Shamil Basáyev, el terrorista más buscado por Rusia. Explosiones y fuertes tiroteos presidieron toda la tarde, hasta que, desaparecida la luz solar, uno de los insurgentes pudo acceder a una construcción anexa al colegio, en donde aún mantuvo retenidos a varios escolares. En una de las refriegas, un oficial de las tropas de asalto liberó a dos niños al precio de su vida, minutos antes de que fuera muerto el último secuestrador. Finalizado el combate, las autoridades de Moscú comenzaron a ofrecer los primeros datos. En la noche de ayer ya habían sido identificados los cadáveres de 79 de las víctimas, muchos de ellos niños, aunque todavía quedaba por incorporar a las funestas estadísticas los cuerpos de cerca de un centenar de rehenes encontrados sin vida en el gimnasio. Los heridos hospitalizados ascendieron hasta 646, 227 de ellos niños, el Ministerio de Situaciones de Emergencia. A última hora se conoció asimismo que tres de los rebeldes fueron capturados. «!Toda una Internacional terrorista! Hay mercenarios extranjeros árabes y hasta un africano» ASLANBEK ASLAJÁNOV, consejero del Kremlin para asuntos caucásicos Zalina, de 27 años, una de las madres liberadas confirmó que «los terroristas eran unos treinta, todos hombres. Al principio hubo también dos mujeres suicidas, pero el miércoles se inmolaron en el pasillo junto con varios rehenes. Los demás nos dijeron que sus hermanas se fueron al cielo», manifestó. Nunca llegaron a ver las caras de los miembros del comando, porque siempre se mantuvieron encapuchados. «Mientras nosotros estábamos agotados, ellos nunca estaban cansados, porque dormían por turnos», relató la mujer. Agregó que los secuestradores se identificaron como chechenos y afirmaron que no tenían nada que perder porque los rusos habían matado a sus hijos. «Nos amontonaron en el gimnasio. La gente yacía hacinada, unos encima de otros, procurando moverse menos para no gastar fuerzas. Al principio, permitieron que los mayores trajeran agua de la ducha, pero después dijeron que, como no se atendían sus demandas, nadie más bebería, ni siquiera a los niños», prosiguió la rehén. «Sólo dejaron alimentar a los bebés de pecho. Les daban un poco de leche en polvo mezclada con agua, y dátiles. Nadie más probó un alimento. A los que tenían más de 2 años no les dejaron comer nada», afirmó.

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