La tormenta del fin de semana descargó tanta agua como ha caído en medio año

La tormenta ocurrida durante toda la noche y madrugada del pasado sábado descargó más de 15 millones de litros de agua en toda la provincia leonesa, el equivalente al agua caída durante el último medio año hidrológico, según los datos del registro histórico del Instituto Nacional de Meteorología. La intensidad de las precipitaciones, que en muchas áreas fueron acompañadas por viento huracanado (102 kilómetros por hora) y por granizo de entre 3,5 y 4 centímetros de diámetro, las convierte en históricas, dado que se desconocía un chaparrón con consecuencias tan graves desde principios de los años 90. Las investigaciones del departamento de Física Aplicada de la Universidad de León, que lleva un seguimiento de todos los incidentes de los últimos doce años, atribuyen la severidad de las últimas tormentas al cambio climático. El efecto invernadero ha empezado a acortar en la meseta leonesa y en Extremadura las estaciones de primavera y otoño y, en consecuencia, los fenómenos meteorológicos se han radicalizado hasta el punto de que ya en uno de cada tres días de verano se produce una tormenta, y la mitad de ellas van acompañadas de granizo. «Hay que empezar a acostumbrase a que sean cada vez más fuertes», advirtió el catedrático José Luis Sánchez. Este departamento, que hoy lidera los proyectos de lucha antigranizo de Cataluña, Valle del Ebro, Argentina y Grecia después de ser abandonado en León por el desinterés de las administraciones, estima que la provincia tiene 5.000 hectáreas de territorio de alto riesgo frente a las granizadas, principalmente concentradas en el Páramo y en la ribera del Esla. Según los datos de Sánchez, este fenómeno meteorológico ocasiona entre 200 y 300 millones de euros de pérdidas al año en toda España. El catedrático explicó que la sucesión de tormentas del sábado es un fenómeno «habitual en León, aunque lo curioso es que ocurrió a horas infrecuentes». La explicación está en que fueron originadas por un desplazamiento de aire frío desde el sur de Orense, cuando lo normal es que sea caliente. «Hay que empezar a acostumbrarse a que las tormentas sean cada vez más severas» JOSÉ LUIS SÁNCHEZ, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de León