Los empleos en España suman 59.200, sólo la mitad para ciegos y el resto para trabajadores con otras minusvalías
El cupón de la Once mantiene ya a más de quinientas familias en la provincia
Un total de 527 familias viven en León del cupón de la Once, bien como vendedores en activo o bien como perceptores de ayudas económicas, lo que convierte a la entidad en una de las primeras «empresas» de la provincia. Los responsables de la Once son reacios a declarar el volumen de negocio que mueve el histórico cupón de los ciegos en la provincia, limitándose a reconocer que «todo sale de ahí» y a señalar que los invidentes ya no son mayoría en los empleos que gestiona: de los 110 puestos de venta en León capital el 60% son invidentes y el resto minusválidos con otros tipos de deficiencias físicas, pero la proporción se invierte en Ponferrada, con el 30% y 70%, respectivamente, y resulta abrumadoramente mayoritaria a favor de éstos últimos en el resto de la provincia, donde lo primero que se requiere es tener carnet de conducir, algo que no puede exhibir un ciego por muy «adaptado» que esté su vehículo. Según la jefa territorial de Servicios Sociales de la Once, Mar Mínguez, el número de beneficiarios del cupón crece día a día, especialmente entre los colectivos de minusválidos que no tienen que ver son la ceguera, aunque las ayudas para quienes están ya jubilados o no pueden trabajar se limitan a los invidentes, mientras que el resto debe conformarse con las que ofrece la Seguridad Social después de cualquier empleo, lo que no deja de ser poco en su caso. Prioridades La Once reserva la mayoría de sus recursos para las minusvalías relacionadas con la pérdida de la visión -el 60% de los invidentes lo son por enfermedades degenerativas o accidentes de tráfico y sólo el 40% restante desde su nacimiento- de modo que sus afiliados constituyen un colectivo casi privilegiado, dentro de las limitaciones de su calidad de vida. Entre los servicios prioritarios figuran los de apoyo psico-social cuando la ceguera se hace irreversible y la persona tiene que adaptarse a la nueva situación, o los de rehabilitación integral para tareas cotidianas, «que van desde desplazarse por la calle con la ayuda del bastón hasta guiarse en el propio domicilio, afeitarse o cocinar, algo que puede resultarles difícil, aunque el resto de la gente ni siquiera se lo plantee». Las prestaciones a los invidentes comienzan ya en las edades más tempranas con profesores de apoyo en los centros de enseñanza para facilitar la integración de los niños invidentes entre el resto del alumnado -cuatro maestros en León y dos en Ponferrada- además de becas, libros de texto, pago de matrículas, comedor e, incluso, alojamientos para universitarios si tienen que desplazarse fuera de sus lugares de origen. En la actualidad la Once está subvencionando con estas ayudas a un total de 83 alumnos en la provincia de León, la mayoría en las etapas de educación infantil, primaria y bachillerato, y en once casos a estudiantes universitarios, una cifra record en este tipo de minusvalías físicas. Las aportaciones de la Once a sus afiliados se completan con la atención a invidentes de la tercera edad, ya sea con ayudas domiciliarias o el pago de residencias médicas o geriátricas, «porque, aunque podríamos tener nuestros propios centros, de lo que se trata es de integrar a los invidentes en la sociedad, lo mismo que intentamos hacerlo desde la escuela hasta el mercado laboral, siempre que sea posible». «Aún hay rifas ilegales, pero eso es responsabilidad de los delegados del Gobierno» MAR MÍNGUEZ, jefa territorial de Servicios Sociales de la Once