Diario de León

| Reportaje | El testimonio de dos viajeros veteranos |

Jubilación es sinónimo de júbilo

Tito y Aurita, un matrimonio de Grulleros, llevan siete años disfrutando de los peregrinajes del Imserso; su mensaje es claro: «No pares en casa, no sea que se te caiga el techo encima»

Tito se dispone a estampar por sorpresa un beso en la mejilla de su mujer, Aurita

Tito se dispone a estampar por sorpresa un beso en la mejilla de su mujer, Aurita

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Javier de Vega - león
León

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La vejez ha sido salmódicamente alabada desde siempre por los antiguos, sean griegos, romanos, árabes o persas. En épocas en las que no había escritura ni sistema para descargar la memoria, los mayores jugaron un papel social de enorme importancia. Hoy no hay disculpa para que disfruten del merecido descanso y el Estado disponga para ellos facilidades proporcionales, como justa retribución, a muchos años de trabajo y esfuerzo. Y son pocos los que no se aprovechan, «y los que no lo hacen, deberían», atestigua con satisfacción un matrimonio de la localidad leonesa de Grulleros. Tito y Aurita avalan con sus 49 años juntos que la jubilación puede ser sinónimo de júbilo. Esta jovial pareja ha consagrado los últimos años a disfrutar de la vida y ser un ejemplo para sus vecinos, convirtiéndose en auténticos peregrinos: acarrean ya siete viajes por el Imserso, desde el archipiélago canario a las costas levantinas y catalanas. «Siempre reservamos plaza a través de la misma agencia aunque, como solemos ir cada año a última hora, nos tenemos que conformar con las últimas plazas y fechas. Pero lo hacemos muy gustosos», aseguran. Todas sus experiencias han sido muy placenteras. Excepto el año pasado, cuando viajaron a Cataluña, siempre han ido acompañados por amigos de León. «Por lo general nos juntamos seis o siete matrimonios; además coincidimos con gente conocida de un año para otro», explica la pareja. Nunca han tenido ninguna queja. «Quizá que, si enfermas, tienes que costearte tú los medicamentos y, si vas solo, quizá nadie pueda acompañarte en el ambulatorio», añade Aurita. Pero no ha sido su caso. Por su parte, todo son elogios para quienes organizan las vacaciones del Imserso. Su testimonio es un constante mensaje de ánimo a los indecisos: «Aunque vayas solo no debes tener nada de miedo. Mira, si quieres siesta, la duermes, si no, puedes escuchar música o hacer trabajos manuales. De ocho días, nosotros hacemos excursiones unos seis, aunque sea más caro y cansado». Tito es tajante en este tema: «No hay que parar en casa, no sea que se te caiga el techo encima». Lo dice alguien que no baila, pero anima. «Mi marido ganó un diploma por vestirse de mujer», comenta divertida Aurita, quien ganó buena fama por quedarse cada día hasta la una de la mañana jugando a las cartas. «Nuestros hijos saben que es una cosa nuestra y nos animan». El 3 de octubre tienen vez para embarcarse en una nueva aventura.

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