Diario de León

La dirección del PP decide no intervenir y espera el próximo lunes la respuesta de Baltar

Rajoy da plena autonomía a Fraga para zanjar la crisis, pero sin ceder

Fraga dice que la «crisis mundial» obligó a hacer cambios en su Gobierno

El presidente del Gobierno gallego, Fraga, durante el pleno de ayer

El presidente del Gobierno gallego, Fraga, durante el pleno de ayer

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Magis Iglesias - madrid
León

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La dirección nacional del PP ha decidido no intervenir en la crisis interna que padece el partido de Galicia y el secretario general, Mariano Rajoy, dejó en manos del presidente regional, Manuel Fraga, la resolución del conflicto. Fuentes del PP aseguran que, bajo ningún concepto, se va a ceder ante el grupo de parlamentarios autonómicos de Orense que, liderados por su presidente provincial, José Luis Baltar, amenazan con abandonar la organización si no se atienden sus reivindicaciones. «Claro que nos preocupa», confesó el coordinador de Organización del PP, Sebastián González, quien limitó la crisis a la estructura territorial de Galicia y aseguró que no afecta al resto de la organización. González aseguró que la dirección nacional no va a entrar en el asunto ni tomará medida alguna para hacer frente a las amenazas de los diputados rebeldes. «Intervenir ahora podría distorsionar las conversaciones que lleva Fraga personalmente», explicó González, quien aseguró que es el presidente regional quien se encarga, «con plena autonomía», de hacer frente a este problema que, según el criterio de la dirección nacional, compete al PP de Galicia en exclusiva. Desde que surgieron los primeros rumores sobre las amenazas de los críticos, Manuel Fraga se puso en contacto con Rajoy al que mantuvo, en todo momento, informado de sus conversaciones con Baltar y de la cena que ambos mantuvieron el pasado lunes. Fuentes del PP de Galicia aseguraron que Rajoy mantuvo una conversación telefónica con el presidente popular de Orense, mientras que desde la calle Génova (sede central del PP) insisten en que la solución está en manos de Fraga. Tanto en la dirección nacional como en la Xunta afirman que «no se va a ceder en nada de lo que ha pedido Baltar». Según filtraciones de personas cercanas a Baltar -algunas fuentes aseguran que fue su hijo José Manuel quien informó a los periodistas-, el presidente de la Diputación de Ourense amenazó a Fraga con provocar una escisión del partido, lo que pondría en riesgo la mayoría absoluta que el Gobierno del PP necesita para gobernar. Fuentes de la Xunta indicaron que, en la misma conversación, Baltar reclamó mayor presencia de su organización en el Gobierno gallego al no sentirse representados por el vicepresidente Enrique Núñez Feijó; el cese de Jesús Palmou como secretario regional del PP, y la garantía de que el ex delfín y líder del denominado sector de la boina , José Cuiña, estará en las listas de los próximos comicios autonómicos. Una semana El PP respetará la semana de plazo que Fraga y el líder provincial acordaron para abrir una reflexión sobre el conflicto y será el próximo lunes cuando el presidente regional adopte una decisión a partir de la respuesta que obtenga de su interlocutor. Portavoces cercanos al fundador del PP comentaron que Fraga está dispuesto a disolver el Parlamento autonómico si los diputados díscolos cumplen su amenaza, convencido de que en unas nuevas elecciones autonómicas obtendrían, como mucho, un diputado. «No vamos a hacer nada. Ni más ni menos», apunta un portavoz de la Xunta. «Ya se cedió -comentó el mismo interlocturo- en el año 2003 (con motivo de la anterior remodelación del Gobierno autonómico cuando los mismos diputados de Orense plantearon la idéntica amenaza) pero ahora no estamos dispuestos a que cada vez que quieran algo recurran a estas estratagemas». Sin embargo, la inquietud es grande en las filas del equipo de Rajoy, entre quienes temen las consecuencias de esta crisis, que consideran «de calado», a una semana del congreso nacional del partido. Algunos dirigentes advierten del riesgo que supone, en estos momentos, una ruptura y la consiguiente escisión en el partido, y prefieren confiar en la habilidad de Fraga para atemperar los ánimos.

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