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Fraga marca distancias con Cuíña y asume que podría perder la Xunta

Publicado por
Serafín Lorenzo - santiago
León

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Fraga admitió ayer que la escisión con la que amenaza el sector ourensano liderado por Baltar le costaría al PP la victoria en unas elecciones autonómicas que el presidente no descarta anticipar si los díscolos rompen finalmente la baraja. «Sería hacer un favor innecesario a determinados grupos que nunca pueden aspirar a ganar en Galicia más que si nosotros nos dividimos, cosa que hasta ahora hemos evitado», argumentó. En su primera rueda de prensa tras la crisis abierta en el Partido Popular gallego, Fraga alternó mensajes conciliadores hacia Baltar con significativas muestras de firmeza ante una ruptura que los rebeldes anuncian como «irrevocable». El líder de los populares apeló, a preguntas de los periodistas, a la sintonía que ha mantenido con el presidente provincial para aglutinar apoyos y mantener unido el partido en Galicia. «Él (Baltar) y yo hemos contribuido siempre a esto y creo que todavía tenemos alguna capacidad de conseguirlo, por encima de las inevitables discrepancias personales o de las relaciones diversas que puedan surgir», confió. Fraga envió un recado a Baltar a propósito de las denuncias de una pérdida de las señas de identidad galleguista del PPdeG que encabeza la lista de agravios con la que los ourensanos justifican su revuelta. El presidente de la Xunta ase-guró que «los que dicen que ahora Madrid va a mandar más deberían estar entonando himnos de alegría» de que Mariano Rajoy vaya a presidir el partido y candidato a las generales. «Debería ser motivo de alegría. No de temor de nuevos controles, sino de posibilidad de grandes ayudas», exclamó. Apoyo a Rajoy El de Vilalba reafirmó su apoyo a Rajoy, al que mantiene al tanto de una crisis para cuya resolución le ha dejado «plena libertad». Fraga declinó entrar en valoraciones ante las preguntas sobre si considera que Cuíña (cuya destitución desató en enero del 2003 el primer conato de rebelión por parte de cinco diputados de Ourense) está detrás de este nuevo pulso. Sin embargo, el presidente trazó planos diferenciados en sus relaciones con Cuíña. Reiteró que las personales «siguen siendo excelentes», (hasta confesó que la gabardina que lleva en el coche oficial es un regalo del que fue su delfín), pero marcó distancias en lo político. «Ya se sabe que la política es una cosa tan mala que a las mamás las convierte en suegras», ironizó. Fraga concluyó que dirá la última palabra tras la reunión del próximo lunes con el barón ourensano. Hasta entonces, insistió en que es su interlocutor quien tiene que reconsiderar la postura de los suyos y tomar una decisión. A cambio, Fraga le ofrece «manter una especial amistad, afecto y gratitud para él, porque la merece. El verá lo que me tiene que decir», emplazó. El presidente rechazó hablar de traición por parte de Baltar («non me gusta usar palabras fortes neste asunto») y dijo que los díscolos mantendrán la disciplina de voto hasta el fin de la legislatura. Para Fraga, «sólo la muerte es irrevocable».

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