Ajustar es lo justo

ANUNCIA el Gobierno de Madrid que va a ajustar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) para neutralizar el efecto de la inflación. El hecho de que sea un tributo con tipos impositivos crecientes con la renta de los individuos y que existan cuantías mínimas exentas le hace altamente vulnerable a las subidas meramente nominales y, por tanto, ficticias de la capacidad económica. Pasó en los años ochenta y primeros noventa con el PSOE, que se negó a actualizar el impuesto en unos años de inflación elevada. Un auténtico chollo. Sin asumir el coste político de anunciar y elevar los tipos impositivos, conseguía crecimientos extraordinarios de la recaudación. Con los gobiernos del Partido Popular pasó lo mismo, aunque la incidencia de la inflación fue menor, porque la tasa de inflación era más baja y porque las dos reformas que aprobó implicaron sendas revisiones forzadas de la tarifa del impuesto. Por ello es una buena noticia que en el primer año de su nueva etapa el Partido Socialista envíe este mensaje a los ciudadanos contribuyentes. Subir impuestos de forma transparente es algo políticamente legítimo y justificable. Aseveración que no por evidente hay que dejar de repetir con cierta frecuencia, a juzgar por la fuerza de los vientos impulsores de una abstinencia fiscal que dificulta el mantenimiento, no digamos ya el progreso, del llamado Estado de Bienestar. Hacerlo de forma oscura y torticera es tramposo y poco respetuoso con las reglas del juego democrático.