Diario de León

El informe de Prisiones denuncia que 35 de los 66 correccionales sufren «deterioro extremo»

La mitad de las cárceles españolas se encuentran en situación casi ruinosa

La principal causa que explica este mal estado es el abandono presupuestario

Publicado por
Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

Creado:

Actualizado:

Más de la mitad de la mitad 66 cárceles del Ministerio del Interior se encuentra en situación casi ruinosa o de «deterioro extremo». Un estudio encargado por la nueva directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, sobre la situación de los centros da la voz de alarma: el hacinamiento de los presos ya no es el único problema acuciante. Cerca de 35 prisiones necesitan de manera inminente importantes inversiones para evitar que se caigan los muros, que se inunden las galerías o que, simplemente, no se hundan en el terreno en el que fueron edificadas. Las conclusiones preeliminares del informe, resumidas en 23 páginas, han supuesto una «desagradable e inesperada sorpresa», según los propios responsables de Instituciones Penitenciarias. El equipo de Gallizo se barruntaba que la situación de infraestructuras iba a ser «nefasta» en las ocho cárceles construidas hace más de 50 años, entre ellas dos centenarias: Ocaña I (siglo XVIII) y Melilla (1885). Lo que no presentían es que entre los centros ruinosos hubiera 20 edificados en los ochenta y principios de los noventa. Las deficiencias El abanico de deficiencias es enorme, aunque en algunos centros el deterioro amenaza a la estructura y la seguridad de los internos. Así, el informe denuncia que en la prisión de Pamplona, construida en 1907, se han tenido que apuntalar la vigas de madera de las galerías porque «están cediendo» y pueden caer sobre los 182 reclusos. La situación es crítica en la cárcel de Jaén. Este nuevo penal, que data de 1986, se hunde porque fue edificado en «terrenos de arcillas expansivas». Tampoco ha habido dinero para erradicar del sistema penitenciario español las celdas colectivas. Tres prisiones -Teruel, Ibiza y Santa Cruz- siguen teniendo «dormitorios colectivos de entre 15 y 20 internos». En el País Vasco la situación es grave en los tres centros: Nanclares necesita de una «rehabilitación integral» porque su «estado es deficiente»; las instalaciones de la prisión de Martutene son igualmente «deficientes» e incluso «faltan celdas de aislamiento para enfermos contagiosos», y en Basauri el agua de lluvia bloquea los accesos. La lluvia es un problema generalizado. Rara es la cárcel que, según el estudio, no presenta problemas en sus cubiertas, pero la situación es aún más inquietantes en penales como el de Orense, en el que las tormentas provocan «importantes inundaciones». En Brieva, como en otras prisiones, la humedad no sólo se cuela por el techo, también se filtra por las paredes. El agua también es una complicación en las dos cárceles de Ocaña, pero por distinto motivo. Ambas instalaciones beben de pozos «porque la red municipal presenta problemas de presión». Las prisiones gallegas, denuncia el informe, fueron construidas con pésimos materiales y las reparaciones son más que urgentes, al margen de que se cuela el frío por todos lados. El estudio de Prisiones también desvela que en la inmensa mayoría de las cárceles bajo sospecha «la vida útil» de sus elementos (calderas, cañerías...) llegó a su fin hace muchos años. Y todo ello sin contar que algún centro, como el de Victoria Kent (Madrid), «dejó de recibir inversiones» hace años por problemas burocráticos y que en otros, como el de Las Palmas, la situación es simplemente de «deterioro extremo». «Abandono presupuestario» Los especialistas de la Unidad Técnica de Prisiones no tienen dudas sobre la causa del mal estado de tan abultado número de cárceles: el «abandono presupuestario». Sólo once millones de euros se han invertido cada año en obras de infraestructuras. Una media de 166.000 euros por centro, cuando algunos de estos establecimientos superan los 60.000 metros cuadrados construidos.

tracking