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Rajoy afronta un congreso de transición marcado por la duda

Publicado por
Magis Iglesias - madrid
León

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«El nuevo líder del PP se llama Mariano Rajoy», dijo José María Aznar a sus compañeros de la junta directiva nacional del PP el 3 de septiembre del 2003. Poco más de un año después, el próximo 1 de octubre, el sucesor se dispone a consolidar su liderazgo en un congreso que consumará la retirada del hasta ahora presidente sin que se conozca todavía cuál es el diseño futuro del equipo político del nuevo dirigente ni la receta exacta con la que espera volver a conseguir el poder. Poco ha revelado Rajoy de sus planes de futuro, mas allá de que se propone conservar el legado que recibió de su mentor por considerar que el proyecto político que él mismo ayudó a desarrollar en el Gobierno está plenamente vigente. Para el nuevo líder del PP, su partido no debe cambiar el discurso en política económica, autonómica y antiterrorista porque piensa que sigue siendo un «referente» ante la «falta de criterio» del socialismo en el poder. Las ponencias que aprobará el congreso tampoco cambiarán un ápice la doctrina de Aznar en las relaciones exteriores. La derrota electoral del pasado 14 de marzo no parece hacer mella en los criterios del nuevo dirigente del PP que, a juzgar por los mencionados documentos, no cree necesario un nuevo rumbo. Como mucho, se atreverá a «modular» sus posiciones en estas tres áreas, como ya ha hecho ante las reformas territoriales. Curiosamente, Rajoy prefirió dar el giro en el discurso autonómico al margen del congreso y, a dos semanas del cónclave, convocó a los líderes territoriales en San Millán de la Cogolla para establecer la nueva doctrina, que supone un tímido paso adelante en relación con el inmovilismo practicado hasta ahora por el PP. Apenas habrá también novedades en los derechos civiles, en los que el partido de la oposición se dispone a admitir en su doctrina el reconocimiento de las parejas de hecho o la investigación con células madre. Conservar Si Rajoy pretende conservar las ideas también se propone mantener a los mismos dirigentes que trabajaron con Aznar. Al menos, así parece a la vista de los nombres que ya figuran como fijos en el palmarés de la dirección. Ángel Acebes seguirá como secretario general y también Carlos Aragonés que se mantendrá como adjunto si el futuro presidente cumple con sus propios anuncios. También continuarán como portavoces parlamentarios Eduardo Zaplana, Pío García-Escudero y Jaime Mayor. No se conoce, en cambio, quiénes estarán en el comité ejecutivo (el órgano de dirección de mayor importancia); qué nombres reserva para la junta directiva (el cónclave más importante entre congresos) o si optará, finalmente, por mantener a los vicesecretarios como segundo escalón de la dirección después del presidente y el secretario general. Rajoy podría dar mayor rango a los secretarios ejecutivos y convertir este nivel en el de mayor importancia después de la cúpula. Sin embargo, todo indica que intentará contentar a todos con el reparto de las seis secretarías ejecutivas y las 15 secretarías de área previstas, que podrían recaer en dirigentes muy respaldados por los pesos pesados del partido. Pero nadie sabe, a ciencia cierta, si se dejará llevar por la inercia o apostará fuerte a la hora de construir un nuevo equipo.

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