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«Nos han arrancado a todos algo de dentro»

Compañeros de pandilla, familiares y vecinos siguen sin asumir que haya sido asesinada, máxime cuando su futuro se encarrilaba

Velas rojas, flores y un poema de Miguel Hernández para Silvia

Publicado por
G. Fernández - noceda
León

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Se pasa la mano por la cabeza con gesto nervioso como si quisiera borrar las últimas horas y, tal vez, imágenes aterradoras. Nicanor Blanco, uno de los amigos más cercanos de Silvia Nogaledo, todavía está preso del shock que supuso la noticia de su brutal asesinato en Hospitalet de Llobregat. «Es como si a todo el pueblo nos hubiesen arrancado algo de dentro, una parte del estómago», dice con palabras tensas para ilustrar el estado en que se encuentran todos los vecinos de Noceda. La vio por última vez, alegre y llena de vida, durante las fiestas patronales de San Bartolo. Fue el pasado 24 de agosto, cuando nadie se imaginaba la crueldad que le deparaba el destino. Estaban cenando todos juntos y acudió a despedirse, insistiéndole en que tenía que ir a verla a Cataluña, donde se encontraba realizando las prácticas previas a su entrada en el Cuerpo Nacional de Policía. «Estaba deseando que fuese a hacerle una visita», rememora. Se conocían de antiguo y conservaban una estrecha amistad. Silvia trabajó con él en la cafetería del polideportivo de Noceda desde los 18 a los 23 años y posteriormente lo hizo también en la cooperativa de castañas Gistredo. La recuerda como era, trabajadora, alegre, y con muchas ilusiones. «Era una gran mujer», afirma rotundo para recordar, con pena y también con rabia, todos sus sacrificios en aras de conseguir la entrada en el Cuerpo Nacional de Policía. «Había luchado mucho por sacar la plaza. Su ilusión era tener un trabajo y ahora que lo había conseguido le pasó esto». «Esto», lo que ninguno desea nombrar, es un asesinato brutal que nadie entiende ni alcanza a entender. «Esto no tiene ninguna explicación, no sabes con que relacionarlo, lo único que sabes es que nos ha destrozado a todos», asegura su amigo, destrozado por lo sucedido igual que su familia y todo el pueblo. Genoveva Vega, tía de Silvia, no puede reprimir las lágrimas cuando habla de ella. Es la voz de una familia rota. «Ella era una gran trabajadora, eso es imposible lo que era. Trabajadora a todo ritmo, no podía hacer más. Tenía una humanidad grandísima y sería a la que más clavaron, no les puedo decir más», comentó entre sollozos a la salida del pleno donde dio las gracias a todos por su solidaridad. Confirmó además que encaraba su entrada en el Cuerpo Nacional de Policía con gran ánimo. «Tenía mucho ilusión con lo que estaba haciendo», djo para recordar que solía venir a Noceda cada dos semanas. Una vecina se expresó en parecidos términos. «Es algo que no se puede explicar con palabras. Era una chica encantadora, de lo bueno que podía haber y lo que le costó llegar ahí. Y ahora, la madre y la familia, están todos destrozados. Es horrible, horrible. En el pueblo estamos todos de luto».

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