Diario de León

Un tercio del precio de venta al público son impuestos especiales, además del IVA

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A. Núñez - león
León

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El precio real del gasóleo, una vez refinado y transportado hasta los centros de distribución españoles, no pasa de 62 de las antiguas pesetas por litro. El resto, hasta casi 90 pesetas (unos 55 céntimos de euro), son impuestos. El gasóleo de calefacciones, al igual que el agrario, que se mueven en torno a los mismos precios con muy pequeñas oscilaciones según el distribuidor minorista, tiene una carga fiscal de aproximadamente 26 pesetas por litro, incluído el 16% de Iva. Esta presión impositiva se multiplica para el gasóleo de automoción o «A», que, sólo en impuestos especiales está gravado con 44.9 de las antiguas pesetas en litro, más otras cuatro del llamado «impuesto sanitario» estatal para financiar el déficit de la sanidad pública: al final cargar el depósito del coche o del camión se sitúa ahora en torno a 118 de las viejas pesetas por litro, lo que supone en impuestos la mitad del precio final de venta al público. Dentro de la carestía de los actuales precios la comunidad de Castilla y León «aún tiene suerte», según los pequeños y medianos distribuidores, al no haberse aplicado todavía el impuesto adicional de otras cuatro pesetas por litro, añadidas al estatal, también para cubrir dédicits locales en materia de sanidad. La carga sólo podría afectar al gasóleo de los transportistas y no al de los agricultores o al de las calefacciones y su cuantía resulta mínima en relación con el precio de venta al público del carburante para camiones y turismos, pero, según los distribuidores, hasta este pequeño detalle está siendo tenido en cuenta por las empresas del sector, muchas de las cuales empiezan a «mover» unos pocos kilómetros sus áreas de abastecimiento. Un rodeo para cargar Según las mismas fuentes, la diferencia fiscal de apenas cuatro pesetas por litro en el gasóleo del transporte entre León y, por ejemplo, Asturias y Galicia, hace que no pocas empresas, tanto grandes como pequeñas o medianas, se replanteen los puntos de abastecimiento en sus trayectos. «Uno que vaya o venga de Galicia prefiere repostar, por ejemplo, en Riego de la Vega, y no digamos de los que, camino de Asturias, tienen que elegir entre Villamanín y Mieres». Un fenómeno similar se está dando en otras provincias de la autonomía de Castilla y León próximas a Madrid, donde también se aplica el famoso impuesto sanitario adicional. «Y lo mismo suponemos que puede psar en regiones límitrofes, por ejemplo, con Cataluña, donde igualmente el gasóleo está gravado con cuatro pesetas más». La diferencia entre impuestos según autonomías está empujando también a algunas grandes empresas de transporte a crear sus propias estaciones de autoabastecimiento dentro de Castilla y León, aunque tengan su sede social en provincias periféricas. «La diferencia entre un surtidor a éste o al otro lado del Pajares supone cuatro pesetas en litro, lo mismo que en el puerto del Guadarrama o en Piedrafita».

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