Asegura que Maragall representará a seis millones de catalanes en el desfile de la Fiesta Nacional
Bono critica los «antiespañolismos» e invita a celebrar «laconcordia» El ministro presume de aumentar un 4,2% los gastos de Defensa
Suprime del homenaje a los caídos la frase «no quisieron querer a otra bandera»
El ministro de Defensa, José Bono, defendió ayer las polémicas innovaciones introducidas en el desfile del Día de la Fiesta Nacional que se celebrará hoy y salió al paso de las críticas por la presencia en la parada de ex combatientes de la División Azul, que luchó junto a los nazis. Bono aseguró que con esa presencia y con la de miembros de la División Leclerc, que liberó París de los alemanes, ha buscado «la paz y la concordia» entre los españoles. «El ministro de Defensa no está en condiciones de leerle la cartilla a ningún español por lo que hace 60 años hiciera en un ámbito o en otro», afirmó Bono, que añadió que «a estas alturas del siglo, la concordia y la paz valen más que las guerras y que los enfrentamientos». Cuando se le preguntó por las críticas que sus propuestas han recibido en Cataluña, Bono recordó que el presidente catalán, Pasqual Maragall, asistirá hoy al desfile y «representa a más de seis millones de ciudadanos catalanes». Los catalanes «son España» El ministro agradeció el gesto de Maragall porque «representa a unos ciudadanos y a una tierra que no están en España, sencillamente, porque son España». «No hay que pedir permiso a quien exhiba ningún planteamiento antiespañol», dijo Bono. «Pero es evidente -insistió- que llama la atención que algún antiespañolismo se justifique en la distribución del poder, cuando España es muy generosa con todos sus hijos y territorios, hasta el punto que es difícil encontrar un país en el planeta con un nivel de descentralización tan grande como ha hecho esta vieja nación». El ministro anunció que «para evitar una guerra de banderas» se ha decidido cambiar el texto del Homenaje a los que dieron su vida por España. En lugar de «No quisieron querer a otra bandera», como se decía hasta ahora de los caídos, dirá «no pudieron servir con más grandeza». Y adelantó también que para no «incomodar» a las víctimas del accidente del Yak 42, tampoco se dirá de los caídos que «no supieron morir de otra manera», como hasta ahora, sino «no supieron vivir de otra manera». Las críticas a Bono arreciaron ayer pese a estos cambios. El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, aseguró que no asistirá al desfile porque el Gobierno sitúa «a verdugos y a víctimas al mismo nivel». «No cabe la reconciliación sobre la base de representar a los republicanos españoles al mismo nivel que a quienes fueron a luchar en nombre del nazismo», añadió. Desde el Partido Nacionalista Vasco, el senador Iñaki Anasagasti aseguró que esa equiparación es como reunir en una manifestación «a víctimas de ETA y miembros de ETA». José Bono alabó ayer el incremento de un 4,2% en los gastos de Defensa previsto en los Presupuesto Generales del Estado para el 2005. El ministro presentó los gastos pormenorizados de su departamento y aseguró que estas cifras «disipan dudas a quienes pensaban que el Gobierno del PSOE iba a congelar los gastos en Defensa». El incremento del presupuesto pone de manifiesto, según Bono, «que el Estado tiene fondos más que suficientes para garantizar la seguridad de los españoles». El presupuesto consolidado para Defensa en el 2005 es de 8.186 millones de euros, destacó Bono, que añadió además que entre su departamento y el de Industria suman unas inversiones en Investigación y Desarrollo relacionadas con la Defensa de cerca de 1.300 millones de euros. El incremento más notable se produce en el Centro Nacio-nal de Inteligencia (CNI), que experimenta un crecimiento del 17% en su presupuesto, algo que Bono justificó en la necesidad de hacer frente al terrorismo de origen islamis-ta. Buena parte de los gastos irán a parar, según Bono, a la transformación del Ejército obligatorio en un Ejército profesional, algo que tiene un fuerte coste que el anterior Gobierno ha querido «disimular». Aseguró que la profesionalización se hizo de manera «precipitada» y atendiendo más a las «urgencias políticas» que a las castrenses. Explicó que la inversión en Defensa es sólo para «una finalidad castrense, como algunos entre comillas pacifistas intentan presentar de manera negativa», sino que esas inversiones «generan 52.000 puestos directos de trabajo fijos y de calidad». «Algún pacifista entre comillas, ignora que las tres cuartas partes de facturación de las empresas del sector industrial de la defensa tienen como destinos usos civiles», añadió el ministro.