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Grave crisis diplomática con Cuba al ser expulsado un diputado del PP

Exteriores convoca a la embajadora cubana en Madrid con carácter urgente

Jorge Moragas, durante la rueda de prensa que ofreció ayer

Publicado por
P. de las Heras - madrid
León

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TextoEl viaje del secretario de Relaciones Internacionales del PP, Jorge Moragas, a Cuba para entrevistarse con disidentes del régimen castrista provocó ayer un serio conflicto diplomático entre el Ejecutivo español y las autoridades de La Habana. El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó con «carácter urgente» a la embajadora cubana en Madrid, Isabel Allende Karem, para pedirle explicaciones por la expulsión del diputado 'popular', que fue obligado a subir a un avión de regreso a España a las dos horas de su llegada al país. La Cancillería caribeña aseguró a través de un comunicado que el parlamentario -al que califica de «acérrimo enemigo de la revolución cubana»- trató de entrar «fraudulenta e ilegalmente» en su territorio e incurrió por ello en una «grosera provocación política contra Cuba». Moragas había programado un viaje que comenzó el viernes junto con dos diputadas del Partido Demócrata de Holanda, el país que ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea. Su objetivo era reunirse con el embajador español, Carlos Alonso Zaldívar, y mantener un encuentro con destacados dirigentes de la oposición a Fidel Castro, entre ellos, el líder del Movimiento Cristiano de Liberación, Oswaldo Payá, y Blanca Reyes, esposa del periodista y escritor Raúl Rivero, en la actualidad encarcelado. Ya el pasado mes de julio el político español realizó una visita similar, para entregar a Payá la placa del premio Sarajov del Parlamento Europeo. Entonces las autoridades cubanas se limitaron a advertir con «extraordinaria moderación y paciencia», según sus palabras, que no habría «impunidad» para tales actos. Reacción agresiva Esta vez, la reacción fue más agresiva. Al desembarcar en el aeropuerto internacional de La Habana, el dirigente popular y las parlamentarias holandesas -la jefe del grupo liberal-demócrata en el Parlamento holandés, Boris Dittrich, y su colega democristiana, Kathleen Ferrier- se encontraron con que las autoridades cubanas le denegaron la entrada. El argumento: que los objetivos de su viaje constituían una «violación flagrante» de la soberanía cubana. Según advirtieron, el visado turista que se les había concedido no autoriza a mantener encuentros de carácter político. Fue entonces cuando Moragas solicitó ver al embajador Zaldívar; una petición que le fue denegada. El político insistió en que el diplomático se había desplazado al aeropuerto para recogerle y acusó a las fuerzas de seguridad cubanas de interferir en su autoridad al impedirle proteger a un ciudadano español. Por toda respuesta, se le conminó a subir a un vuelo de Air France de regreso a España, bajo la amenaza de ser arrestado.

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