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Encuentran en un calcetín de un preso musulmán en Cádiz una agenda con decenas de nombres

La célula islámica planeaba asaltar viviendas de lujo para financiarse

Al menos tres de los extremistas que iban a robar las casas en la Costa del Sol han logrado escapar

Imagen de la mezquita de Roquetas de Mar, donde el miércoles se detuvo a su segundo imán

Publicado por
Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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El grupo islamista que pretendía atentar contra la Audiencia Nacional se iba a autofinanciar mediante una campaña de robos. Los integristas del grupo desarticulado esta semana tenían planeado recurrir al asalto de casas de lujo para poder comprar los explosivos. El palestino Kamel Saadi, conocido como Mohamed Achraf , jefe de la célula desmantelada por el juez Baltasar Garzón y detenido el pasado 28 de agosto en Zurich, lo tenía todo organizado. Había tejido una red de ex presidiarios y delincuentes habituales para comenzar en breve una campaña de robos domiciliarios en Valencia, Almería y, sobre todo, Málaga. El hombre de confianza de Achraf para estos trabajos iba a ser el argelino Djamel Merabet, detenido en Málaga el lunes en la primera de las redadas antiterroristas contra la célula. Merabet, al que el testigo protegido define como «uno de los más fanáticos del grupo», ya había cometido algún asalto aislado a domicilios y la policía investiga si había podido allegar fondos al líder del comando en Suiza. Tres en paradero desconocido Sin embargo, el golpe policial en Málaga no ha sido del todo un éxito. Al menos tres de los miembros del grupo que Merabet dirigía en la Costa del Sol -especialistas en el robo en inmuebles- han logrado escapar al cerco de las fuerzas de Seguridad. Preocupa particularmente la huida M. K. y, sobre todo, la de L. M. M. A, un integrista radical al que la célula mandó en julio desde Canarias a la provincia malagueña para ayudar a Merabet en sus operaciones de 'recaudación. Mohamed Achraf estaba obsesionado por la posibilidad de carecer de dinero suficiente cuando se presentara la oportunidad de comprar el explosivo. El cabecilla llegó a confesar al confidente de la policía que si sus compañeros no lograban hacerse con suficientes fondos en Andalucía y Levante, él mismo estaba dispuesto a regresar a España para «ir a algún lugar del norte donde tiene conocidos» y dedicarse a robar. Las fuerzas de Seguridad esperan poder completar el puzzle de las relaciones del comando gracias a una valiosa ayuda encontrada en la redada que la policía realizó el martes en diez celdas de nueve cárceles diferentes: los funcionarios hallaron una agenda plagada de números de teléfonos y direcciones escritas en árabe que un interno de Puerto de Santa María I (Cádiz) escondía en un calcetín.

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