Cuando el progreso causa estragos

Los talleres construidos por Renfe en León han sido el reflejo de la trayectoria de la compañía y de sus altibajos a lo largo del último siglo. De ser un referente en su época han pasado a encontrarse en una situación que algunos han llegado a calificar como «peor, imposible», dado que la plantilla está diezmada y las cargas de trabajo son mínimas. El primero de los talleres que Renfe construyó en León fue diseñado para albergar las nuevas locomotoras que prestarían servicio tras las electrificaciones realizadas en los años 50 en la provincia de León. Se le conoce como el taller de material motor y fue ubicado en el barrio de la Sal, antes del actual paso a nivel. Su época de expansión coincidió con la popularización de las locomotoras inglesas o 7700, que fueron las primeras máquinas que ocuparon estas instalaciones. Su decadencia -hubo momentos en los que dio trabajo a más de 200 hombres- fue llegando con la incorporación de nuevas máquinas que facilitaban la tracción a los trenes desde Barcelona a Vigo, trabajo que anteriormente lo tenían que llevar a cabo varias locomotoras que requerían talleres intermedios entre ambas capitales. Pero no fue hasta principios de los años 90 cuando este centro de trabajo fue sometido a una de las reconversiones más fuerte que se recuerda en su larga trayectoria. Esta situación coincidió en el tiempo con el cierre de las escuelas de formación, circunstancia que «hizo perder a Renfe su capacidad como empresa generadora de potencial humano cualificado», recuerda Eduardo Tocino, de la Asociación Leonesa de Amigos del Ferrocarril. Racionalismo industrial La estructura de este taller fue construida en 1958 y consiste en una edificación industrial, con diseños y parámetros característicos de la época del desarrollismo de los años 50. La nave sur tiene dos vías y destaca por sus tres estructuras consecutivas y por sus cubiertas de arco de medio punto de grandes dimensiones. La nave norte, de tres vías, es más alargada porque fue concebida para material ferroviario autopropulsado. Tiene dos fosos y su diseño responde a la etapa racionalista. Actualmente, en parte de estas dependencias se custodian joyas ferroviarias como la Mikado, locomotoras 7766 y otras piezas de valor. El segundo taller es para material remolcado. Incialmente fue ubicado en la calle Gómez de Salazar sobre los viejos talleres de vapor y a su inauguración asistió el rey Alfonso XII. Tiene un gran potencial de fabricación -ya se han hecho tolvas para MSP- y es el que actualmente registra una mayor carga de trabajo. Casualmente, el actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapaterio, utilizó este espacio para reunirse con los trabajadores de Renfe en León en el año 2002 y comprometerles el mantenimiento de los dos talleres en caso de conseguir el Gobierno de España.